Empresas y finanzas

César Alierta cumple 65 años sin que le distraiga la edad de jubilación



    César Alierta cumple hoy 65 años y no quiere hablar de jubilación. Para nada. Hace años que el presidente de Telefónica cambió los estatutos de la compañía para que tan señalado umbral no fuera impedimento para seguir pilotando la mayor empresa del país. Por si había alguna duda, a modo de regalo, Telefónica superó ayer al Santander en capitalización bursátil, tras varios años al rebufo del banco de Botín.

    Parece claro que el calendario no abrirá la puerta a un ejecutivo que se reconoce en plena forma. Los suyos aseguran que el jefe "tiene tanto trabajo por delante y tanto ímpetu por ejecutar sus proyectos, que el retiro no entra en sus planes inmediatos". Al menos por ahora.

    Asignaturas aún pendientes

    Alierta tiene media docena de deberes que no admiten distracciones: retribuir generosamente a los accionistas, pase lo que pase; consolidar el crecimiento rentable del grupo a pesar de la constante diversificación geográfica y de negocios, con todo tipo de alianzas estratégicas e industriales; apuntalar sus negocios con Telecom Italia; disfrutar en solitario del tesoro brasileño, con el ansiado control de Vivo; desarrollar sus relaciones en China, de la mano de la segunda mayor teleco del gigante asiático; y lograr -de una vez por todas-, que la bolsa reconozca el auténtico valor que Alierta piensa que tiene su compañía.

    En aniversarios como éste es el momento de echar un vistazo a la gestión de Alierta y comprobar que la multinacional disfruta de los mejores momentos de su historia. El grupo cuenta con más de 269 millones de clientes, casi cuatro veces más de los 68 millones que disponía cuando Alierta asumió el mando, el 26 de julio de 2000. Desde ese día hasta la fecha, la multidoméstica transita por su particular siglo de oro. Los números juegan de su parte: Los ingresos pasaron de 28.485 millones de 2000 a los más de 56.730 millones de finales de 2009. Casi uno de cada diez habitantes del Planeta (660 millones de personas) tendría algún tipo de relación comercial con Telefónica si se incluyeran los accesos conjuntos de sus socios Telecom Italia y China Unicom.

    El grupo cuenta con la mayor base de accionistas del país (1,5 millones de inversores). Es el único que figura entre las 50 firmas más grandes del mundo por capitalización bursátil (74.895 millones); entre las 80 mayores por ingresos; forma parte del índice Dow Jones que agrupa a las mejores compañías del mundo por capitalización y prestigio. El suma y sigue destaca a Telefónica como la quinta operadora por número clientes, la segunda europea por valor en bolsa y la primera en el índice Dow Jones Sustainability... además de ser la única gran teleco europea capaz de generar valor en este siglo.

    Con semejante bagaje, cosechado en los casi diez años de presidencia, Alierta tiene todo a su favor para salir por la puerta grande y dejar un legado que es orgullo internacional del tejido empresarial español. Sin embargo, Alierta no quiere soplar las velas pensando en su despedida. Ahora toca emprender una nueva vuelta de tuerca a la corporación en un momento crítico. La sociedad exige a los operadores unas inversiones descomunales para que las infraestructuras de Internet abastezcan la brutal demanda que se avecina. También vienen tiempos de consolidación del sector, de fidelizar a los clientes y de tirar del carro de la economía mundial a golpe de inversión, sentido común y ganas de trabajar. Ésas no le faltan a Alierta.