Empresas y finanzas

La gran banca pide auxilio al cliente



    La bajada del rating de la deuda del Reino de España complica aún más la financiación de los bancos y las cajas de nuestro país, que tendrán que intensificar la caza del dinero de los clientes para poder prestar.

    En los últimos meses las entidades han elevado el llamado gap comercial; es decir, que han incrementado el porcentaje de la inversión crediticia que cubren con los depósitos (a la vista y a plazo) ante los temores a un cierre del mercado mayorista como consecuencia de un recorte de la prima de riesgo española, que se confirmó en la jornada del miércoles. Pero no todas han conseguido mejorar este ratio, por lo que han tenido una mayor dependencia de la financiación externa.

    La gran banca, a la espera de que presente sus cifras La Caixa, ha elevado del 62 a casi el 65,5% el porcentaje de cobertura debido, principalmente a factores: una captación de recursos superior y una limitación del volumen de préstamos.

    Resultados del primer trimestre

    La guerra del pasivo ha permitido que los más activos en esta batalla hayan obtenido los mejores resultados en el primer trimestre del ejercicio. Así, la red española del Santander y el Popular son los que más han reducido la necesidad del mercado mayorista. Ambos han avivado con imposiciones a plazo del 4% la lucha por los depósitos, con el objetivo de rellenar el colchón de la liquidez y anticiparse a un cerrojazo. Es destacable la mejora experimentada por la Caja del Mediterráneo (CAM) y de Banesto.

    En el lado opuesto se sitúan la filial de España y Portugal de BBVA y Caja Madrid, además de Bankinter, que han permanecido al margen de los superdepósitos. Este último considera, además, que es un "suicidio" la guerra del pasivo y que sostiene que no podrá mantenerse en un periodo largo de tiempo, ya que a corto genera pérdidas contra la cuenta de resultados. Sabadell tampoco ha entrado en la batalla, pero ha logrado mermar su dependencia de los mercados institucionales de deuda.

    BBVA registra la peor cifra. Más de la mitad de sus créditos son financiados con endeudamiento. Por ahora a la entidad no le preocupa porque puede seguir concediendo préstamos a clientes solventes y puede hacer frente al pago de los vencimientos de bonos.

    No obstante, la normativa que se avecina penalizará los requisitos de liquidez y obligará al grupo que preside Francisco González, como a muchos otros, a incrementar este ratio. De momento no hay un porcentaje establecido. La Caixa calcula que el sector financiero español necesitará 300.000 millones de liquidez.

    Los bancos y cajas disponen además de segundas líneas de liquidez que tienen depositadas en el BCE y que pueden hacer uso de ellas en caso de necesidad. Por ejemplo, esta hucha del Popular asciende a 18.000 millones, mientras que la del Sabadell alcanza los 6.500 millones.

    Bancaja, la excepción

    La excepción entre las grandes entidades es Bancaja, que cubre con los recursos de los clientes toda la inversión crediticia, después de que en el último año el porcentaje de cobertura haya mejorado sensiblemente.

    La entidad valenciana no ha entrado en la guerra del pasivo, pero sí ha realizado una campaña agresiva para captar cuentas a la vista a través de las nóminas. De esta manera, estaría perfectamente adaptado a las normas en entrarán en vigor, previsiblemente en 2012.

    Caídas del 5%

    Aunque prácticamente todos los grupos tienen acumulado dinero suficiente para poder afrontar los vencimientos del presente ejercicio, para poder continuar con su actividad crediticia (que es la base del negocio del sector) tendrán que ampliar la política productiva de recogida de ahorros de los clientes ante un encarecimiento para su financiación o, incluso, el cierre a cal y canto de los mercados.

    No en vano, las necesidades de la banca española serán menores este y los próximos años, ya que el número de operaciones crediticias va a seguir disminuyendo. El sector espera que los saldos vivos de los préstamos caigan en 2010 un 5%, aunque es probable que la cifra sea superior debido a la bajada del rating de la deuda española. En nuevas operaciones, el grifo seguirá cerrado para las pequeñas y medianas empresas y para los particulares en consumo. Sólo subirán las hipotecas y grandes créditos.