Empresas y finanzas
"No desheredaré a mis hijos, habrá pacto cuando recuperen el sentido común"
A sus 83 años, David Álvarez se mantiene firme al frente de Eulen. Cada mañana madruga para ir a su despacho como presidente del grupo que él mismo ha creado: un gigante de los servicios, especializado en seguridad y limpieza, que cuenta con 82.000 trabajadores y una facturación de 1.306 millones de euros.
Los últimos meses no han sido fáciles. Cinco de sus siete hijos se rebelaron y exigieron el poder. Y aunque fracasaron en su golpe de estado en Eulen, consiguieron apartarle de la presidencia de El Enebro, la matriz de las bodegas Vega Sicilia, en la que Álvarez tiene el 51% de los derechos de voto.
Pero este emprendedor leonés, curtido en mil batallas, no se da por vencido. Ha demandado a sus hijos para recuperar el control.
¿Cuál está siendo la evolución del negocio?
Hemos pasado de ganar 22 millones en 2008 a ganar 27 millones el año pasado. ¡A ver si mis hijos se conforman con esto y me dejan en paz! La verdad es que nos va muy bien. Estamos cobrando estupendamente y no hay ninguna demora en los pagos, ni siquiera con los ayuntamientos.
Pero lo más importante es que todas las mañanas cuando vengo a trabajar me doy cuenta de una cosa. Esta mesa en la que estoy no es la mesa de un hombre inteligente. Es la mesa de un trabajador, de la que depende que 90.000 familias puedan cobrar todos los meses. He trabajado 19 horas diarias durante más de 40 años. No me he podido divertir, pero soy feliz. En esta lucha por falta de gratitud y de respeto, que ustedes imaginarán que es traumática, me acuesto tarde y duermo seis horas con una paz interior que no se pueden imaginar.
Están creciendo sobre todo en el extranjero.
Porque es algo nuevo en América. Hemos introducido por ejemplo los servicios sociosanitarios y hemos crecido mucho. México será posiblemente un mercado mayor para nosotros que España dentro de cinco años. Y Estados Unidos también, sobre todo después de la compra de Asmo, que presta servicios de handling en 13 aeropuertos norteamericanos. Allí desconocen todavía nuestra trastienda social, que es importantísima, como la actividad del cuidado a ancianos.
Por todo eso hay que cuidar la empresa. Aunque los socios, los padres y los hijos no estén de acuerdo, lo más importante es salvar la empresa, que no sufra por esto.
Pero sus hijos quieren apartarle de la gestión...
¿Cómo me voy a quedar en la cama? Sí, como he dicho antes, tengo una responsabilidad sobre 90.000 familias. No se puede jugar con eso a que yo quiero un poco más y yo un poco menos.
¿Ya tiene los nombres de los nuevos consejeros?
No. He recibido 30 cartas de personas que se han ofrecido de forma desinteresada porque me conocen y quieren ayudarme. Uno de ellos será Juan Jordano, el nuevo director general, que es una persona válida y muy honesta. Será el que tenga el máximo poder después de mí. Otro seré yo, y otro lo nombraron mis hijos disidentes, que deberían nombrar a un independiente. Eso en un primer momento, porque luego habrá que ampliarlo.
Y evita así que sus hijos tengan el poder.
Yo no podía dar el poder amis hijos, porque unos estaban en un bando y otros en otros. Es una guerra. Yo les restableceré otra vez el poder. ¿Cuándo? Cuando se porten con honradez con su padre y vuelvan otra vez a respetearme.
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