La factura de viajar por el extranjero
Alimentarse, sea con menú del día o con platos seleccionados a la carta, es todo un placer. Sin embargo, en algunos restaurantes este disfrute se puede convertir en disgusto cuando llega la factura. Por ello, siempre es bueno conocerla de antemano.
Disfrutar de una buena comida no es nada difícil, porque en todo el mundo existen excelentes restaurantes donde deleitarse de un buen menú o elegir un delicioso plato. El problema puede aparecer con la cuenta. No en todos los establecimientos se come a un módico precio e incluso existen sitios en los que la comida se puede atragantar cuando llega la factura. Por eso es tan importante conocer los precios primero. Sobre todo, si se da la particularidad de que puede que nos sirvan la misma comida y la diferencia la marque el valor de los platos. Pues con los brokers sucede lo mismo. Elegir a uno o a otro, teniendo en cuenta que todos operan en los mismos mercados, dependerá de las comisiones que fijen. Hay grandes diferencias. En el caso de los fondos, también, aunque éstas hay que buscarlas en las gestoras.
En el caso de las comisiones que cobran los gestores por comprar o vender acciones internacionales difieren bastante unas de otras dependiendo del perfil del particular y del capital que pretenda invertir. ¡Y es que hay tarifas para todos los gustos! El problema es que pueden mermar sus ganancias. Para conocer cuál conviene a su bolsillo hay que tener claro cuánto dinero va a destinar al mercado y si se realizará una gestión activa de la cartera o no, es decir, si operará con asiduidad en el parqué. Si es la primera vez que entra en acciones internacionales y no piensa destinar más de 10.000 euros en cada inversión, debería tener en cuenta las comisiones de Renta 4, Uno-e o Self Bank. La primera firma le cobrará 15 euros por cada compra de acciones de Fráncfort, París, Milán o Ámsterdan. Por su parte, Uno-e le pedirá 18 euros.
En el caso de Self Bank, este broker sería el restaurante que más se amolda a la asiduidad del cliente. Si usted es un inversor primerizo y no va a destinar más de 10.000 euros a una operación, esta firma le cobrará 14,95 euros por por cada ejecución de compra/venta que realice en Alemania, Francia, Italia, Holanda o Reino Unido. Sin embargo, si le gusta acudir al mercado más a menudo, esta firma le cobrará el 0,2 por ciento de lo que invierta. Esta tarifa es una idea similar a la que le proponen desde Inversis. Si usted es un inversor no frecuente, le cobrarán 30 euros por operar con acciones de Fráncfort, París, Italia o EEUU. Sin embargo, si realiza como mínimo 10 operaciones en mercados internacionales al trimestre esta firma le cobrará 20 euros como mínimo y a partir de esa cuantía el 0,3 por ciento del volumen que negocie.
¿Cúanto cuesta un fondo?
En teoría cualquier fondo es accesible para el pequeño inversor, pero la realidad es bien distinta. Lo primero que se ha de tener en cuenta es la inversión mínima que requiere el producto. Ésta oscila desde un euro a más de dos millones de euros. Sin embargo, sobre todo en el caso de las gestoras, está muy desarrollado el modelo de clases. Es decir, varios fondos con las mismas filosofías y carteras, pero que requieren inversiones mínimas diferentes (a medida que éstas aumentan, disminuye la comisión de gestión).
Y si se tuviera que elegir sólo un gasto que hay que analizar al dedillo, sería el de la comisión de gestión. No es otra cosa que el bonus que cobra el gestor por conducir un producto. Se calcula anualmente, suele aplicarse sobre todo el patrimonio del fondo y se paga tanto si el producto consigue ganancias como si sufre pérdidas. La CNMV establece que los límites máximos son el 2,25 por ciento del total. Si ésta se calcula en función de resultados (sólo se cobra si el gestor consigue los objetivos explicados en el folleto), podrá ser del 18 por ciento como máximo. ¿Por qué es importante? Porque puede influir muy negativamente en los resultados. Los expertos piden prestar atención, sobre todo en los fondos de renta fija, ya que al tener un objetivo de rentabilidad muy inferior a los de renta variable, una comisión excesiva puede traducir las ganancias de un productos en pérdidas.
No es la única comisión que habrá de pagar. Los fondos de inversión también soportan una comisión implícita de entre el 0,10 y el 0,20 por ciento en concepto de depósito y, en algunos casos, las gestoras aplican gasto tanto por suscripción como por reembolsos anticipados (5 por ciento cada una como máximo), lo que supone una dificultad para aquellos que traspasan a menudo su cartera. Una buena noticia: los traspasos entre fondos están exentos de tributación.