Empresas y finanzas

Jean-Louis Gergorin: el espía de los poderosos



    Gráfico EADS Gráfico EADS-El vicepresidente de EADS es pieza central en el escándalo político francés 'Clearstream'

    Tiene cara de haber sido el primero de la clase, un mechón de pelo rebelde que le da un aire de sabio loco y todos cuantos le conocen le describen como un hombre de inteligencia excepcional.

    Por eso cuesta creer que Jean-Louis Gergorin, vicepresidente del grupo aeronáutico y de defensa europeo EADS, sea el autor de una manipulación tan burda como la que ha originado el escándalo Clearstream.

    Gergorin, de 60 años, es sospechoso de haber falsificado los listados de la sociedad de compensación bancaria luxemburguesa y de haber impulsado, a través de sus contactos con los servicios secretos y el actual primer ministro, Dominique de Villepin, las investigaciones secretas por presunta corrupción de varios empresarios y políticos, acusaciones que se han revelado sin fundamento.

    A un hombre tan discreto como él, siempre a la sombra de los más poderosos, no debe de hacerle ni pizca de gracia verse en toda la prensa presentado como lo que los franceses llaman un cuervo, un delator.

    Formación de la élite

    Su formación es la típica de las elites francesas: Escuela Politécnica y Escuela Nacional de Administración (ENA), en la misma promoción que los ex primeros ministros Laurent Fabius o Alain Juppé. Gergorin pasa también por Harvard y por Rand Corporation, una prestigiosa empresa privada de estudios estratégicos.

    El personaje de novela de espionaje se va perfilando. De regreso a Francia, el número dos de EADS es reclutado por el Centro de Análisis y Previsión, un órgano de prospectiva de alto nivel que asesora a la diplomacia francesa, donde tendrá como subalterno a un joven llamado... Villepin.

    Pero en 1984 ¡sorpresa! El experto en crisis mundiales y teórico de la disuasión se pasa al sector privado para convertirse en director estratégico del grupo industrial Matra-Hachette, que controla empresas de defensa y prensa, y en consejero especial de su presidente Jean-Luc Lagardère. En otras palabras, es el jefe de sus servicios secretos.

    Desde que se encuentra en el centro del escándalo Clearstream, y como en algunas buenas películas de espías, algunos intentan hacerle pasar por loco.

    Gergorin desconfía de todos, toma precauciones dignas de un agente del Mossad y habla de amenazas de muerte y complots internacionales. Hoy, sigue preguntándose si Jean-Luc Lagardère, fallecido en 2003 por una extraña enfermedad tras una trivial operación de cadera, no fue víctima de un virus inoculado por los rusos por encargo de un grupo rival.

    Considerado como uno de los artífices del acercamiento entre alemanes y franceses que dio origen a EADS, Gergorin está también en el centro de la guerra de sucesión que se libró durante meses en el grupo por parte francesa, entre Noël Forgeard y Philippe Camus.

    ¿Puede ser casualidad que Philippe Delmas, uno de sus enemigos dentro del grupo, apareciera falsamente acusado en los listados de Clearstream? ¿Y no es extraño que otro enemigo acérrimo, Alain Gomez, del grupo Thomson, figurara también?

    En una entrevista publicada ayer, Gergorin salió del mutismo y reconoció haber conseguido los listados gracias a una misteriosa "fuente".

    También confesó que envió al menos uno de ellos al juez Renaud Van Ruymbeke, pero insistía en su buena fe, convencido de que las investigaciones no han desentrañado todos los secretos de Clearstream.