Empresas y finanzas
Las grandes inversiones no siempre son la clave del éxito
En su apuesta por las energías sostenibles, Estados Unidos prepara un programa por el que destinará unos 3.400 millones de dólares a subvencionar proyectos de investigación y desarrollo. La medida, no obstante, puede ser contraproducente. Según señala Cathleen Carr en un artículo en Bloomberg, comprometer grandes sumas de dinero no siempre se traduce en los mejores resultados. ¿Por qué?
Los malos hábitos
Provocan que se 'juegue sobre seguro':
El hecho de que se vaya a gastar una gran cantidad de dinero en una investigación obliga de alguna forma a asegurarse de que ésta va a ser rentable.
Justificar la inversión supone obtener el máximo de retorno, con lo que las investigaciones se dirigirán sobre tecnologías -o productos, o mercados- ya existentes. Sin embargo, según explica Carr, la mayor parte del crecimiento proviene de cosas aún por descubrir.
Provocan que sólo se busque la 'solución tecnológica' del problema:
La autora del artículo considera que, la mayoría de las veces, los mayores recursos se destinan a buscar la innovación tecnológica más revolucionaria. Pero, de nuevo, esta no es siempre la mejor opción: dar con un nuevo modelo de negocio puede traer una transformación mucho más profunda.
Provocan que se ignoren las señales:
Carr afirma que cuanto más se gasta, menos flexible es el proyecto. En su opinión, los compromisos financieros marcan el sendero que seguirá la inversión, lo que limita significativamente el margen de maniobra ante posibles errores de cálculo o imprevistos.
¿Qué marca la diferencia?
Es decir, que las grandes inversiones suelen ir acompañadas de proyectos acomodados y poco arriesgados, toda una paradoja si se tiene en cuenta que normalmente se trata de conseguir respuestas innovadoras a la realidad tecnológica existente, sobre todo en el caso del plan energético del presidente estadounidense Barack Obama.
Como consecuencia, se acaban desaprovechando los recursos utilizados y hace mucho más difícil que se alcance el objetivo, añade la experta.
Pero Carr añade también una solución al problema que plantea. En su opinión, las empresas deben ser frugales con el dinero que pongan en circulación para estos fines, pero generosas con el equipo humano. Es decir, tienen que ser capaces de encontrar a gente que se implique completamente y de conducir y aprovechar adecuadamente su energía y talento.
Además, señala como otro de los principales obstáculos el excesivo encorsetamiento que rige los protocolos de actuación de muchas compañías. En su opinión, esto impide que se tomen decisiones rápidas que pueden imprescindibles y limita la capacidad adaptar la estrategia a las necesidades.