Fusiones virtuales, la vía de escape para las cajas
Parecía imposible, pero algunas cajas han encontrado la fórmula mágica para salvar las cortapisas de los poderes políticos y llevar a cabo fusiones: las llamadas integraciones virtuales a través del Sistema Institucional de Protección (SIP). Pro
No han descubierto la pólvora, porque el modelo ya estaba contemplado en la regulación desde hace varios años. Si bien todavía ninguna se había atrevido a dar el paso definitivo. Las primeras han sido Caja Navarra y Caja Canarias, que esta semana anunciaban una operación para unir sus carteras industriales y parte de su negocio con la creación de una nueva sociedad.
La clase política se ha felicitado por esta iniciativa y el Banco de España no se ha opuesto, pero eso no quiere decir que sirva para todos los casos. Tal es así, que el supervisor no quiere que las cajas de Castilla y León (Duero, España y Burgos, a las que podrían sumarse en un futuro Segovia y Ávila) desarrollen una fusión virtual. Lo que recomienda es una integración total de los negocios. Primero, porque es el mejor sistema para sanear los balances y conseguir sinergias. Y segundo, porque la operación requerirá de ayudas públicas y es la vía para que los fondos que financian todos los españoles se gasten en el proyecto más rentable.
"Una integración virtual es beneficiosa para acudir a los mercados de capitales y para ganar tamaño, nada más", explican fuentes del sector. Para conseguir financiación de los inversores, las cajas ya cuentan con una plataforma, Ahorro Corporación, que, entre otros cometidos, dirige y agrupa las emisiones de estas entidades, principalmente de las medianas y pequeñas.
Con el SIP, las entidades elevan su peso y pueden ir a los mercados a captar recursos individualmente y, dependiendo de la situación, de manera más asequible, al tener que pagar rentabilidades más baratas.
"Para determinados casos es una solución viable, para otros no", asegura un experto en materia de movimientos corporativos, que explica que lo que ocurre es que las cajas, por un lado están presionadas para unirse, y por otro, están "atadas de pies y manos" por los Gobiernos regionales, que no quieren perder el control de sus entidades de origen, que son un motor para el crecimiento económico y social de los territorios.
Las fusiones regionales se presentan como una vía de escape para librar la oposición de los ejecutivos regionales. Muchas son las comunidades que han amenazado con recurrir el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) al eliminar el veto autonómico en las integraciones que requieran de ayudas públicas.
Es más, permite mantener las superestructuras que componen las entidades y todos los ocupan altos cargos pueden permanecer en ellos. Los consejos de administración, asambleas generales, comisiones de control, comisiones ejecutivas, comisiones de inversiones, comisiones de retribuciones y demás órganos que poseen las cajas pueden seguir como hasta ahora. Con las fusiones virtuales se añaden estas estructuras al crearse una sociedad nueva, a diferencia de la integración total, que reduce a uno el número de instituciones.
El holding naciente tiene que contar con sus propios órganos, por lo que los sectores de influencia (léase comunidades autónomas, ayuntamientos, sindicatos y distintas asociaciones y fundaciones) podrán colocar a más personas de su círculo en puestos de relevancia. Y los que ya son consejeros o comisionados pueden añadir cargos adicionales con sus dietas o nóminas correspondientes.
Candidatos y negociaciones
Caja Navarra y Caja Canarias han sido las primeras en sellar un acuerdo para integrar parte del negocio y han dejado la puerta abierta para que se sume algún interesado. Ambas mantienen en la actualidad conversaciones con alguna entidad. Otras ya han rechazado su adhesión y las negociaciones se han roto.
Las cajas afincadas en autonomías uniprovinciales son las más interesadas en llevar a cabo este tipo de operaciones. Caja Cantabria, por ejemplo, ya ha aprobado en su consejo de administración la búsqueda de un movimiento corporativo que sea atractivo. Cajastur y Caja Murcia no descartan protagonizar una alianza de este tipo y mantienen contactos. "Todos hablamos con todos, pero hay pocas cosas que van más allá y se concretan", explican fuentes del sector.
Otras entidades también estarían dispuestas a unirse bajo este sistema de protección, como Caja Rioja o Caja Insular de Canarias. Esta última se ha quedado descolgada después de que Caja Canarias vaya a fusionarse con la navarra. Su objetivo era que las dos conformaran una pequeña gran entidad del archipiélago.
Pero no sólo cajas de regiones uniprovinciales podrían aplicarse este plan. Caixanova no lo ve con malos ojos y la aragonesa CAI, tampoco.