Análisis: Corregir es más normal que huir
Movimiento de confirmación de los indicios potencialmente correctivos que nos dejaban los últimos tres días de la semana previa. Corrección no es lo mismo que cambio de tendencia.
Le comentaba hace una semana que algo estiraba y no es la gravedad. Muy ingeniosamente, un usuario del blog que junto a Alain Galibert y Joan Cabrero desarrollamos desde elEconomista.es, Blogságora, me escribía que estaba acertado en lo primero pero no en lo segundo; que el motivo en realidad era la gravedad, la gravedad de la situación. Adoro a la gente ingeniosa...
La cuestión es que algo estira, y que difícilmente podía ser de otra manera salvo que las bolsas huyeran hacia delante. Era la única esperanza alcista como les comenté hace un par de semanas o tres, pero tampoco tenía demasiado sentido. Lo que a mí me hubiera gustado no era lo más probable técnicamente, tal y como he venido comentando. La sobrecompra y la persistencia de poderosas resistencias crecientes -que puede ver una semana más en los gráficos que acompañan a esta tribuna- tenía en el sentimiento extremadamente alcista y ciertas divergencias cuantitativas y cualitativas, la guinda de una trampa puesta por los osos con toda la paciencia del mundo durante las últimas semanas. Y al final, venció lo que estiraba hacia abajo del mercado. Cuestión de probabilidad.
Así, sea la gravedad de los cuerpos, la de la situación, o el necesario descanso técnico que le he descrito, parece que suficientes cosas pedían a gritos un descanso a los precios. Y lo que no puede escalar, sólo puede corregir.
Cuestión de probabilidad
Finalmente, el mercado se ha plegado a lo más probable y estamos asistiendo a una corrección. Corrección que me gustaría denominar "sana" si no fuera porque llevo escuchando toda la vida que algo es "sano" en cada movimiento a la baja, sea grave o no a posteriori. Pero como comentaba telefónicamente ayer, lo malo de esto es que no es posible diferenciar una colleja de una paliza hasta que empiezan a lloverte los golpes. Es tan triste como cierto, y es esencialmente lo que explica que la gente se sienta por lo general tan insatisfecha con nosotros los analistas.
El colectivo, ese ente abstracto, quiere que usted siga pensando que sabemos del tema, cuando en realidad estamos tan cerca de saber de ello como los meteorólogos de la tormenta: tenemos que tenerla relativamente encima para diferenciar un sirimiri de una tormenta torrencial. La consecuencia de ello es algo que hace años -qué verde estaba y qué poca cuenta me daba- no comprendía: la necesidad de no moverse entre absolutos, sino de ir manejando el flujo de las tendencias en función de los riesgos que podemos correr en cada momento. Y digo podemos, que es diferente a queremos. Porque el riesgo debe venir medido por la acción del precio, por la magnitud de desplazamiento del mercado que vamos a necesitar, a priori, para darnos cuenta de que estamos equivocados. Mientras la mayoría de la gente persigue el acierto, la gente que hace dinero se pasa el día cuestionándose sus ideas y preguntándose dónde está la trampa. Puede que le parezca paranoia, pero un servidor prefiere eso a la ingenuidad cuando de dinero es de lo que estamos hablando.
La situación técnica
Sea ingenuo con sus amigos, incluso con su pareja si quiere, pero no con cualquiera y mucho menos si hay dinero de por medio. Y en esto que llamamos mercados, no hay otra cosa aunque lo vistamos de obra social. El mercado ha obligado a los cautos a hacer coberturas ya desde hace casi dos semanas -y en estas páginas se han publicado estrategias para hacerlo-, y ha completado el puzle correctivo con vueltas semanales en aquellos índices que la semana pasada no las presentaban, como el Ibex 35 y el Eurostoxx 50, donde podrá apreciar que se han formado y confirmado sendos patrones en doble techo -t1t2-.
Acompañados por el Cac40 francés, el Dax 30 alemán o el Mib 30 italiano, Ibex y EuroStoxx dejan un panorama sombrío para el corto plazo y abren las dudas más allá de éste debido a ciertas divergencias inquietantes. Con todo, mi idea sigue siendo la de que estamos en un mercado alcista secular y no apuesto ya por un final del mismo aunque haga coberturas. Y es que una cosa es lo que yo piense y otra lo que el mercado me permita hacer con dinero de por medio. Pensar sale gratis, especular en base a cualquier pensamiento puede salir muy caro.
Mi escenario "C de Barack" sigue vivo, pero es un escenario de medio/largo plazo que permite múltiples caminos intermedios, algunos muy correctivos. Si tenemos un rebote hacia los 2.800 puntos del Eurostoxx 50 o los 11.500 del Ibex, nueva oportunidad para reducir.