Nuevo jefe de Total, un hombre de la casa, pero de espíritu menos formal
París, 13 feb (EFECOM).- El nuevo "número uno" de Total, Christophe de Margerie, asume la dirección general del gigante petrolero francés, en el que trabaja desde 1974 y al que se espera imprima un tono menos formalista a imagen de su carácter campechano.
De Margerie, de 55 años, tiene un origen claramente burgués, y para eso basta recordar que su abuelo materno no era otro que el fundador del emporio del champán Taittinger.
Pero eso no ha impedido, según cuentan quienes lo conocen, que le gusten las discusiones sobre cómo cambiar el mundo alejadas de los formulismos políticamente correctos y que al parecer tienen que ver con el poso que dejaron en él los movimientos juveniles de mayo de 1968.
Tampoco ha conseguido pulir sus enfados legendarios o su fama de vividor, ni ha perdido su ostensible sentido del humor.
Titulado por la Escuela Superior de Comercio de París, su carrera profesional ha estado vinculada desde el principio a Total -empresa hasta ahora dirigida por ingenieros-, donde entró en el departamento de finanzas, desde el que inició su ascenso, hasta llegar al comité director la pasada década.
En 1999, una vez consumada la absorción del grupo belga Petrofina, se convirtió en el responsable de la dirección de producción y exploración, la más importante de la compañía.
Una atalaya que le ha permitido, además de consolidarse como el delfín del hasta ahora número uno, Thierry Desmarest, frecuentar a todos los grandes dirigentes políticos y empresariales de los países del Golfo Pérsico, de Oriente Medio y de buena parte de África.
Relaciones no exentas de riesgo, como demuestra su inculpación en octubre pasado -aderezada con más de dos días de detención- por presunta malversación y corrupción de Total en contratos del programa de la ONU "Petróleo por alimentos", en el Irak de Sadam Husein.
Otro asunto judicial que tendrá que afrontar de forma más inmediata es el juicio abierto el lunes en París por la marea negra causada en las costas bretonas, tras el naufragio del petrolero "Erika" en diciembre de 1999.
El petrolero, de bandera maltesa, había sido fletado por Total, que niega toda responsabilidad, si bien los demandantes quieren que sea designado responsable económico de la catástrofe medioambiental. EFECOM
ac/al/rl/jj