Empresas y finanzas

Los campesinos cuestionan nuevo modelo industrial que amenaza al mundo rural



    Maribel Izcue

    Nueva Delhi, 8 feb (EFECOM).- La India ha apostado por convertir buena parte de las zonas rurales en pujantes núcleos industriales, una política de crecimiento económico que rechazan miles de pequeños agricultores que, impotentes, ven sus terrenos expropiados.

    Con la economía que crece a un ritmo cercano al 9 por ciento anual, el Gobierno de Nueva Delhi aspira a seguir los pasos de China y ha empezado por "copiar" su sistema de Zonas Económicas Especiales (SEZ, siglas en inglés) a través de la reconversión de terrenos agrícolas en áreas de producción industrial libres de impuestos.

    En el vasto territorio indio, la agricultura hace subsistir a cerca de 660 millones de personas, el 60 por ciento de la población, un porcentaje que, junto con el 20 por ciento dedicado a la artesanía, "recibe menos de un cuarto de los recursos del país", dijo hoy a Efe el economista H.M. Desarda.

    Este antiguo miembro de la Comisión de Planificación del estado de Maharastra (cuya capital es Bombay) fue uno de los asistentes a la conferencia convocada hoy en Nueva Delhi por el movimiento por la biodiversidad y los derechos de los campesinos "Navdanya", fundado por la científica y ecologista india Vandana Shiva.

    En esta conferencia se recordó que la venta forzosa de tierras en la India en los últimos 50 años ha obligado a desplazar a más de 20 millones de personas, según datos oficiales, aunque "Navdanya" cree que la cifra real puede llegar hasta 60 millones, la mayoría de ellos pertenecientes a comunidades tribales.

    En la actualidad, medio millón de campesinos indios se ven cada año obligados a desplazarse como consecuencia directa de la adquisición de sus tierras para levantar proyectos industriales o de desarrollo, según la organización.

    "Esta industrialización es un sistema que no funciona en la India. Es el modelo de desarrollo de Occidente, urbanizar e industrializar, pero aquí no es sostenible", aseguró Desarda.

    El economista recordó que, en muchos casos, de esta "occidentalización" nacen paradojas como la de que familias que viven sin retrete tienen un espacio reservado en sus casas a la inevitable televisión.

    "Aquí los proyectos industriales en zonas rurales no van a funcionar como en los países desarrollados, dadas las experiencias pasadas. Sólo beneficiarán a las clases más altas", insistió, antes de definir las SEZ como "Zonas Económicas de Explotación".

    Ante la imparable ola de protestas en distintos estados y las denuncias de irregularidades en las expropiaciones y de abuso de las ventajas fiscales de las SEZ, el Gobierno suspendió el mes pasado su aplicación, dejando más de 200 proyectos en trámite y a los inversores inquietos.

    Para atender las quejas de los campesinos, el Gobierno encomendó al Ministerio de Agricultura formular un plan que permita reubicar a los campesinos expropiados y les facilite un nuevo empleo.

    Pero las garantías del Gobierno no han calmado a los agricultores, que continúan con sus protestas, especialmente virulentas en el estado oriental de Bengala.

    Ayer, un agente del servicio de inteligencia murió y cuatro policías resultaron heridos por las pedradas de un grupo de campesinos que protestaba por el plan de implantar una SEZ en el área de Nandigram.

    A este tipo de zonas industrializadas promovidas por el Gobierno se unen las que las grandes compañías levantan sobre terrenos adquiridos, en ocasiones, de forma polémica, como es el caso de las tierras de Singur (próximo a Nandigram) donde el grupo automovilístico indio Tata está construyendo una fábrica de pequeños utilitarios.

    Este proyecto lo han contestado grupos políticos de la oposición y los agricultores a los que han expropiado las tierras para venderselas a Tata, que llevan meses protagonizando protestas, con la colocación incluso de explosivos en las instalaciones.

    "No es la manera. Pero estos sucesos muestran que los agricultores saben que aquí no va a funcionar", consideró Desarda.

    Lo cierto es que las cifras hablan por sí solas: según las estimaciones del Gobierno, el crecimiento de la agricultura en el presente año fiscal (abril 2006-marzo 2007) será de un 2,7 por ciento, frente a un avance del 11,3 del sector manufacturero y un incremento general del PIB del 9,2 por ciento. EFECOM

    mic/ja/pam