Empresas y finanzas

Koenigsegg, el 'broker' que será el nuevo propietario de Saab

  • La firma que lleva su nombre cierra el acuerdo con GM para comprar a la sueca
El nuevo dueño de Saab, Christian von Koenigsegg. <i>Foto: Archivo</i>


Por su aspecto, pocos dirían que estamos ante un emprendedor de éxito. Ante un broker que aprovechó su fortuna en los mercados para darse el capricho de convertirse en fabricante coches. Se trata de Christian von Koeniggseg, un aristócrata sueco, empresario, inversor y excéntrico amante de la tecnología, que comenzó su carrera cuando tenía tan sólo 21 años.

Koenigsegg lanzó una pequeña firma de inversión, que le permitió acumular una pequeña fortuna y despegar como fabricante de coches. Para entender la peculiaridad del personaje, basta con echar un vistazo a la operación que la firma que lleva su apellido cerró ayer con GM.

Vocación temprana

Un pequeño fabricante que apenas monta una veintena de superdeportivos al año, factura unos 14 millones de euros y cuenta con una plantilla de 50 empleados, se hará con Saab, que en 2008 vendió más de 93.000 vehículos y lleva desde mediados de febrero en fase de reorganización bajo el paraguas de los tribunales suecos.

Con esta operación, el noble sueco se propone dar el gran salto en su carrera de empresario que, a los 37 años recién cumplidos, ya dura desde hace 15... o incluso más. Christian tuvo la inspiración para fundar su empresa cuando tenía tan sólo cinco años,mientras hacía lo que hacen todos los niños: ver la televisión. El programa culpable de la revelación fue un dibujo animado noruego en el que un reparador de bicicletas lograba fabricar un coche deportivo.

El pequeño Christian creció con esa idea fija en la cabeza, mientras apuntaba maneras como diseñador y amante de la tecnología. Cuando todavía no era un adolescente, Koenigsegg guardaba todas las tostadoras y los reproductores de vídeo con los que podía hacerse y los desmontaba en busca de soluciones para que funcionaran mejor. Entre los 15 y los 18 años, además, era conocido como el mejor preparador de motos de su barrio.

Ideas geniales y desafortunadas

Sin embargo, la suerte no siempre acompañó a Christian. Más de una vez sus ideas, a pesar de ser innovadoras, recibieron un portazo, incluso por parte de personas cercanas a él, como su padrastro. Es el caso de dos proyectos en los que trabajó a principios de los años 90, con tan sólo 18 años.

Convencido de que algún día los chips de los ordenadores serían capaces de almacenar tanta información como la que podía contener un CD, propuso que se patentara un aparato capaz de descifrarlos y de reproducir música. Sin embargo, nadie consideró que la idea mereciera la pena y el intento de Koenigsegg acabó frustrado.

Lo mismo sucedió con un sistema de azulejos, al que Christian llamó Click, capaz de fijarse al suelo sin necesidad de pegamento ni de clavos. Se lo propuso a su padrastro, que era propietario de una empresa que operaba en el sector, pero éste la liquidó afirmando que de ser buena, esta idea habría prosperado mucho tiempo antes. Pocos años después, una compañía patentó una solución casi idéntica a la que el joven inventor propuso a su padrastro, poniendo en marcha un negocio multimillonario.

El deportivo perfecto

Entonces, decepcionado, se dedicó al mundo de la inversión, creando su propia firma, mientras en sus ratos libres daba forma al proyecto de su vida: fabricar el coche deportivo perfecto. En 1994, con 22 años, lo consiguió, gracias al pequeño capital que había acumulado en su paso por el mundo de las finanzas. Tras recibir ayuda de Volvo, que le proporcionó una galería de viento, y de Ford, que le entregó un motor V8, Koenigsegg empezó a desarrollar motores propios.

En 2007, la firma que lleva el apellido de Christian lanzó su modelo CCXR. Su propulsor, alimentado con biocombustible, desarrolla una potencia de 1018CV, que hace del CCXR el coche más potente del mundo.

Eso sí, Christian von Koenigsegg ya no es el único dueño de su criatura. De hecho, un 49% del pequeño fabricante pertenece al empresario noruego Bård Eker, mientras que Koenigsegg -que ocupa el cargo de consejero delegado de la firma- se tiene que conformar con un 18%. El resto del capital está repartido entre más de 90 pequeños inversores.

El asalto a Saab

Aunque GM no divulgó muchos detalles sobre la venta de Saab, según el acuerdo de intenciones que Koenigsegg alcanzó con la firma estadounidense antes de verano, Eker seguirá ayudando al emprendedor. En un comunicado difundido ayer, GM indicó que Koenigsegg comprará la totalidad de las acciones de Saab, pero todos los analistas coinciden en que la pequeña firma sueca deberá llevar a cabo una importante ampliación de capital en la que, con toda probabilidad, participará Eker.

Lo que sí se sabe es que el presidente del grupoKoenigsegg, Augie K. Fabela, dijo ayer al periódico sueco Dagens Industri que para cerrar la financiación del acuerdo faltan todavía 3.000 millones de coronas suecas (290millones de euros), un 30% del total. No es casualidad que GM haya afirmado que "el cierre de la operación está sujeto a los acuerdos sobre la financiación". Ésta es la última gran operación del broker Christian von Koenigsegg, que permitirá que Saab salga de una situación de quiebra segura.