Empresas y finanzas
Microsoft no es 2.0
Microsoft llevaba ya tiempo quedándose rezagado respecto a los líderes de la nueva era de la tecnología post-burbuja de Internet, la famosa Web 2.0. Hasta ahora se mantenía a una distancia alcanzable gracias a su enorme tamaño y a su cuasimonopolio de los sistemas operativos y las aplicaciones ofimáticas.
Pero eso ya no es suficiente, como quedó claro con los resultados publicados anoche por la empresa.
La compañía fundada por Bill Gates sufrió un desplome del 29% de su beneficio neto hasta 3.045 millones de dólares, 34 centavos por acción, cuando se esperaban 36 centavos. Peor fue lo de los ingresos, que cayeron el 17% y se quedaron más de mil millones por debajo de las expectativas: en 13.100 millones frente a los 14.370 esperados.
Estas cifras fueron tan decepcionantes que el valor se hundió el 8% en el mercado after hours, lo que pone en peligro la continuidad alcista hoy en Europa. Amazon, que cumplió las expectativas de beneficios pero dio unas pobres previsiones, cayó el 6%.
Microsoft (MSFT.NQ) achacó este desastre a la debilidad de las ventas de PC, a las que está ligada su suerte puesto que el grueso de sus ventas provienen del Windows preinstalado y del Office que hay que comprarse después cuando uno se compra un ordenador. Ciertamente, líderes de ese mercado como Dell han alertado de esta caída de ventas.
Pero aquí ya aparece una primera debilidad: Intel (INTC.NQ). El gigante de los chips, cuyas ventas dependen más todavía de los ordenadores, ha dado unos buenos resultados y, sobre todo, unas optimistas expectativas de futuro. ¿Quién tiene razón? Hay quien piensa que las buenas cifras de Intel obedecen sólo a la necesidad de los fabricantes de reponer inventarios, no a una mejora de las ventas; los resultados de Microsoft apoyarían esta idea, al igual que los del eterno rival de Intel, AMD, más desastrosos todavía.
Los errores de Microsoft
Pero más allá de esta polémica, Microsoft no puede echar toda la culpa de su mala situación al mercado de los ordenadores. Hay grandes errores propios que le han conducido hasta aquí. ¿Qué errores? La legión de críticos de Microsoft -es curioso que Apple tenga una legión de fans y Microsoft, de detractores- pueden señalar una sarta de ellos, aunque quizá el más evidente para todo el mundo sea Windows Vista. Tan evidente resulta que la propia Microsoft ya está ultimando su sustituto, el famoso Windows 7.
Otro error de bulto es la falta de estrategia de Internet, que es donde se libra la gran batalla de futuro. Después del fallido intento de adquirir Yahoo el año pasado, hoy continúan los rumores pero no se toma ninguna decisión. Y el lanzamiento del buscador Bing, destinado a competir con Google, de momento no ha demostrado nada (este negocio, que incluye MSN y la publicidad en internet, perdió más de 700 millones en el trimestre) y parece descartar definitivamente la opción de Yahoo.
Una opción que muchos analistas consideran la única factible si Microsoft no quiere perder definitivamente el tren de la Web 2.0. Tampoco está teniendo éxito en el campo de los videojuegos: las ventas de la Xbox se han desplomado un 25% y cada vez está más lejos de los líderes del mercado.
Un problema de modelo
Si nos elevamos un poco, nos damos cuenta de que el problema de Microsoft es más grave: de visión y de modelo. Al final, a Microsoft le ha pasado lo mismo que a todos los monopolios: que se ha acostumbrado a ganar paletadas de dinero sin hacer nada, y eso le ha hecho acomodaticio y que le cueste innovar mucho más que a cualquier pequeño competidor. Algo a lo que contribuye una estructura de auténtico dinosaurio.
Peor todavía es que Microsoft sigue apegado a una visión del mundo totalmente obsoleta: la del software de pago en la era de las descargas de Internet (el contraataque de Google ha sido sacar un sistema operativo online), la de un mundo donde existe sólo el PC (los Netbooks y, sobre todo, los smartphones huyen de Windows como si fuera la bicha), y la de un mundo en el que la gente está dispuesta a volver a aprender a usar un producto que ya conoce pero que, de repente, funciona al revés, sólo porque a ti te apetece, en vez de irse a la competencia.
Microsoft tiene su gran tabla de salvación en una palabra: estándar. Windows y Office son estándares mundiales, y eso hace que se sigan vendiendo por más que no gusten a nadie. Y garantizan un colchón de ventas a la empresa durante muchos años. Pero el resto de las actividades en que Microsoft no es estándar son un rotundo fracaso y pierden dinero. Y eso es para hacérselo mirar. La empresa tiene que decidir si se conforma con sobrevivir hasta que llegue un día en que sea imposible, o si quiere liderar la Web 2.0 como lideró la Web 1.0. Y el tiempo se le acaba.