El buen final de un temido mal año
Angel Alonso
Madrid, 15 dic (EFECOM).- El actual ejercicio nació con más sombras que luces para un mercado automovilístico que venía de completar dos años históricos en matriculaciones, pero con una impresión silenciosa de que las cosas no iban a seguir por los mismos derroteros, debido a la amenaza de subida de tipos.
Pese a que los tipos de interés han subido, quizás por encima de lo esperado, y a que el mercado petrolero ha dado sustos, el ansia de consumo en España es una fuerza tan dinámica que arrastra el crecimiento económico a unos registros superiores a los de la media comunitaria.
El mercado de turismos, que representa tres de cada cuatro vehículos vendidos, no ha batido récord, pero se ha instalado en una cifra estructuralmente fuerte.
A 30 de noviembre ya había certificado 1.326.000 matriculaciones y dejar un margen de 124.000 para diciembre, tal como se ha comportado este mes en los últimos años, es pan comido para cerrar por encima de los 1,5 millones, una cifra que no hace mucho era para soñar.
La contundencia del mercado en bruto tapa otras consideraciones como una evolución moderadamente negativa, que el propio sector descontó desde el principio.
Sobre las ventas de turismos se han cernido factores que ensombrecen los resultados. Canales de venta como las compras efectuadas por empresas de alquiler, aunque levemente inferiores a las de 2005, son unidades computables, pero de muy escasa rentabilidad para una industria, de por sí escasamente rentable y que a duras penas llegará a índices del 2% en este campo.
No resulta extraño que en bastantes de las evoluciones negativas de las principales marcas españolas se argumente que ha habido una sensible reducción en las ventas a estas empresas de alquiler por las duras condiciones que imponen a los fabricantes en la compra y recompra.
La costumbre de automatricular para hacer trampas en el solitario de las propias previsiones es particularmente intensa en los dos últimos meses del año. Este es otro factor que enturbia el mercado.
No son solo los turismos. La dinámica consumidora en el sector automovilístico tiene otro termómetro en los todoterrenos que ya en noviembre habían superado, con 122.000 unidades, la cifra récord de 2005. Y este es un segmento que en el análisis de compra está todo abonado a la demanda de particulares.
En los vehículos industriales hay subsegmentos que sumarán nuevas marcas históricas, los hay que no, pero el comportamiento general ha sido óptimo y un buen testigo de que en las inversiones empresariales hay todavía un amplio margen de optimismo.
Las motocicletas son también carne de nuevo récord, tras los espectaculares resultados del año pasado. La decisión de permitir conducir estos vehículos -con potencia limitada- a titulares del carné de turismos, ha sido un estímulo que ha sobrepasado todas las previsiones.
Si en el mercado los parabienes se imponen con claridad, en la industria hay oscuridades preocupantes. La producción en las plantas instaladas en España volverá a caer, no con esa intensidad de 300.000 unidades menos a las que se llegó en 2005, pero sí con la preocupante percepción de que es una industria que por la competencia de mercados emergentes puede perder intensidad.
Un primer aviso es el de la planta de Renault en Valladolid que cerrará el ejercicio con una caída productiva superior al 20%, fruto de las expectativas desmedidas hacia el Modus, y que ha precisado de correcciones con el retorno del Clio.
Un largo conflicto laboral en la planta de Volkswagen en Landaben (Navarra) ha puesto a esta fábrica en el punto de mira de los jerarcas de Wolfsburg que ha extendido al resto de sus plantas europeas los ajustes de plantilla que planificó en Alemania.
La planta madrileña de PSA Peugeot Citroen ha visto recortada la producción del modelo 207, con la consiguiente eliminación del tercer turno laboral y la no renovación de contratos temporales ante la potenciación de la planta checa de Trnava.
Ha habido buenas noticias, sin embargo, y además del retorno del Clio, General Motors ha preservado la producción en Figueruelas del monovolumen urbano Meriva y ha añadido la del comercial Corsa Van, y Ford tiene buenas vibraciones para acoger nuevos modelos en Almusafes.
Las relaciones institucionales del sector han vuelto a chocar con el sempiterno asunto de la fiscalidad, agravado ahora por las intentonas administrativas de gestionar nuevos gravámenes por la vía de la contaminación.
Desde el Gobierno no se oculta que se estudian sistemas mixtos de imposición y ayudas fiscales en función de los grados de contaminación.
El sector también espera un gesto gubernamental con la renovación del Plan Prever que pierde su vigencia a finales de año y, cuyo ostracismo tendrá implicaciones negativas y significativas en un mercado hoy muy bien asentado. EFECOM
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