Naciones ricas y pobres debaten sobre tecnologías verdes
El encuentro de tres días entre el G-8 y las principales economías emergentes, que se celebra en Sicilia, comenzó con la atención puesta en lo lejos que irá la nueva administración estadounidense en su política medioambiental.
El encuentro, que tuvo lugar el día de la Tierra, supuso las primeras conversaciones a nivel ministerial celebradas este año de cara a un pacto de la ONU sobre cambio climático, que se espera sea firmado en diciembre en Copenhague para sustituir al protocolo de Kioto, de 1997.
"Sin el liderazgo de los países del G-8 no habrá una respuesta global al cambio climático. Este encuentro necesita marcar el camino", dijo Yvo de Boer, principal responsable de las Naciones Unidas para el cambio climático.
"La nueva administración americana es increíblemente importante para conseguir este objetivo. Intentar llegar a un acuerdo sobre cambio climático sin los Estados Unidos no tiene sentido", afirmó.
El presidente de EEUU Barack Obama se ha comprometido a recortar las emisiones estadounidenses de gases invernadero a los niveles de 1990 para el año 2020, cambiando la política de su predecesor George W. Bush, cuya administración se negó a firmar Kioto. Delegados dijeron que observaban con atención cualquier intención de EEUU de pasar a la acción.
El miércoles, el encuentro discutió modos de reconciliar la inversión requerida para recortar las emisiones de carbono con los billones de dólares que están siendo gastados para estabilizar los mercados financieros.
Muchos de los países presentes, incluyendo Estados Unidos y China, han comprometido ya grandes inversiones en tecnologías verdes. Las negociaciones del miércoles se concentraron en los modos más eficientes para centrar el gasto y los esfuerzos para promover tecnologías verdes en los países en desarrollo.
"Este G-8 pretender extender la tecnología baja en emisiones de carbono para permitir a los países emergentes y en desarrollo seguir la senda del desarrollo sostenible de la mano de los países occidentales", dijo la ministra de Medio Ambiente italiano, Stefania Pestigiacomo.
Por primera vez, el encuentro ministerial del G-8 incluyó a un amplio abanico de países en desarrollo con la esperanza de forjar un consenso más amplio, agrupando a China, India, brasil, México, Indonesia, Sudáfrica, Australia, Corea del Sur y Egipto.
Las negociaciones auspiciadas por la ONU celebradas en Alemania este mes dejaron a la vista grandes diferencias sobre las emisiones, con los países pobres diciendo que las naciones pobres que consiguieron su bienestar con la industrialización deberían actuar primero y ayudar a pagar el coste de sus reducciones en las emisiones.
La Agencia Internacional de la Energía ha calculado el coste de una "revolución verde" para reducir a la mitad la emisiones para 2050 en 45 billones de dólares (34,78 billones de euros).
De Boer dijo que dirigiría negociaciones en Siracusa con países desarrollados para discutir la provisión de fondos para tecnología verde.