Actitud proteccionista Estados miembros dificulta verdadero mercado interior
Estefanía Narrillos
Bruselas, 13 dic (EFECOM).- Las llamadas para crear un verdadero mercado interior volvieron a sonar con insistencia este año en la UE, pero la reacción proteccionista de varios Estados miembros ante diferentes proyectos de fusión trasnacional dejó clara la dificultad de lograr ese objetivo.
Los obstáculos de España a la opa "hostil" de E.ON sobre Endesa, el bloqueo de Italia a la unión de Abertis y Autostrade y la decisión de Francia de fusionar GDF con Suez para impedir el éxito de una opa de la italiana Enel sobre Suez fueron los casos más sonados.
La Comisión Europea evitó, en un principio, hablar de "proteccionismo económico" y se limitó a recordar a los países las "inmensas oportunidades" que ofrece el mercado interior en el actual contexto de globalización, pero la persistencia del bloqueo a las operaciones empresariales le obligó a adoptar una posición más dura.
Por el caso E.ON-Endesa, Bruselas ha abierto dos proyectos de infracción a España, uno por la ampliación de competencias de la Comisión Nacional de la Energía (aprobada de urgencia tras conocerse las intenciones del gigante alemán) que le permitió pronunciarse sobre la opa, y otro por los requisitos fijados para autorizar la operación.
Aunque en diferentes ámbitos (Mercado Interior y Competencia) y por infracciones distintas, el argumento que sustentan ambos procedimientos es el mismo: nadie más que la Comisión Europea puede poner condiciones a una fusión de dimensión comunitaria.
La rotunda negativa de Madrid a quitar a la CNE sus nuevas competencias hace prever que esta disputa acabará en el Tribunal de Justicia de la UE, cuya decisión se demorará meses, o quizá años, y para entonces lo más probable es que la opa de E.ON, culminada con éxito o no, sea ya historia.
Todavía está por ver si España tiene que enfrentarse a un tercer proceso sancionador, por la modificación de las medidas de la CNE adoptada por el Ministerio de Industria y que Bruselas, en una evaluación preliminar, también consideró "incompatibles" con la legislación comunitaria.
Una de las condiciones impuesta por Madrid y no aceptada por la Comisión -la obligación de vender Endesa si en los diez próximos años otra empresa compra, directa o indirectamente, más del 50 por ciento del grupo energético alemán- ayudó a refrescar la memoria de los expertos de Bruselas, que cayeron en la cuenta de que en 2002 Alemania había adoptado una decisión casi idéntica.
En concreto, el Gobierno de Alemania se reservó el derecho de obligar a E.ON a vender su filial gasista Ruhrgas a otra empresa si el grupo germano es adquirido por una compañía que pueda perjudicar los intereses del país en materia energética, en especial en lo referente al suministro de gas.
Con más timidez que en el caso español, la Comisión Europea se limitó a pedir a Berlín que especifique en qué consiste ese mecanismo de control, un tipo de "acción de oro" que podría ser incompatible con la legislación comunitaria, pero sin abrirle ningún proceso sancionador.
Y si en esta opa España ha sido calificada de "proteccionista", en el proyecto amistoso de fusión de la concesionaria de autopistas italiana Autostrade con Abertis es una empresa española la que ha encontrado resistencias para entrar en otro mercado comunitario.
El fracasado proyecto, que hubiera dado lugar al primer grupo mundial del sector de autopistas, fue rechazado desde el principio por el Gobierno italiano, por el "conflicto de intereses" que supondría la presencia en el accionariado estable de la compañía que gestiona las autopistas italianas de una constructora, la española ACS.
Roma aceptó finalmente retirar su veto a la fusión, después de que el Ejecutivo comunitario le advirtiera de que violaba la legislación europea, pero no cejó en su empeño obstaculizador y aprobó un cambio legal que, en la práctica, obliga a las concesionarias de autopistas a renegociar los contratos actuales.
Bruselas decidió entonces abrir un procedimiento de infracción, pero no pudo impedir que, vistas las dificultades, las empresas decidieran abortar la fusión.
Italia, igual que España, ha sido este año verdugo, pero también víctima de esta ola de "nacionalismo económico".
Así, el interés de la eléctrica italiana Enel por hacerse con el grupo franco-belga de servicios Suez fue rápidamente contestado por el Gobierno francés, que anunció la fusión del monopolio francés del gas GDF (tras privatizarlo) con Suez.
Pese a lo inusual de la intervención gubernamental, en nombre del "patriotismo económico", y a las protestas de las autoridades italianas, Bruselas fue más benévola en este caso y, tras intercambiar varias misivas con París, concluyó que el Gobierno francés no buscó deliberadamente bloquear la entrada de Enel en Suez.
El Ejecutivo comunitario dio luz verde a la fusión el pasado mes de noviembre, aunque la condicionó al cumplimiento de las concesiones propuestas por las dos empresas, entre las que figuran varias operaciones de desinversión. EFECOM
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