Empresas y finanzas

La electricidad pone de moda a la bolsa española en todo el mundo



    Virgilio Navarro

    Madrid, 12 dic (EFECOM).- El sector eléctrico y el constructor han sido los protagonistas de la economía española en 2006, un año en el que el fuerte crecimiento económico y las operaciones corporativas, con rumores de por medio, han convertido el Ibex-35 en el índice de moda en el panorama internacional.

    Desde hace tiempo, no se vivía en España un año tan intenso en el terreno empresarial, que comenzó con la opa que la alemana E.ON lanzó sobre Endesa en febrero. Una operación que dejaba en fuera de juego al Gobierno, que apostaba por una solución española, con Gas Natural al frente de un gran grupo energético.

    La apuesta de los alemanes por la primera eléctrica española suscitaba encendidos debates políticos, en los que los términos económicos quedaban en un segundo término y primaban otros más viscerales, como la "españolidad" de las compañías energéticas del país.

    Sea como fuere, lo que quedaba claro, es que se levantaba la veda del sector energético en España y las grandes constructoras no tardaron en aprovechar la oportunidad, deseosas de diversificar su negocio ante un posible cambio de ciclo y sin importarles aumentar muy significativamente su endeudamiento.

    ACS, que ya controlaba Unión Fenosa, apostó por Iberdrola; Sacyr, por Repsol, y Acciona, por Endesa, lo que complicaba aún más la situación de la eléctrica, que, además, se veía inmersa en un sinfín de pleitos judiciales, que retrasarán, al menos hasta el primer trimestre de 2007, cualquier solución.

    Hace apenas unas semanas, Iberdrola daba un paso más y lanzaba una oferta de compra por Scottish Power, por algo más de 17.000 millones de euros.

    Como consecuencia de esta explosión empresarial, la bolsa española volvió a recuperar el brío perdido años atrás y no sólo lo demuestra el hecho de que acumula ganancias en torno al 30 por ciento, la mayor entre los grandes mercados y el doble por ejemplo de lo que sube el Dow Jones, sino también y sobre todo, por el interés de muchas compañías en debutar en el mercado.

    Diez han sido las empresas que se han estrenado en la bolsa española, sobre todo inmobiliarias, que aprovecharon el tirón del negocio para que sus accionistas sacaran pingües beneficios.

    Entre ellas, una espectacular Astroc, que ha conseguido en seis meses multiplicar sus títulos por cuatro.

    Las operaciones corporativas y los estrenos bursátiles fueron significativos, pero realmente el mercado se "calentó" con muchos rumores, que en algunos casos rozaron la información privilegiada y que dejaron en evidencia a una impotente Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

    Todo ello espoleó a la bolsa española, que desde junio comenzó una imparable subida, que no se frenó ni cuando el petróleo tocaba sus máximos -de 80 dólares el barril- a principios de agosto.

    En septiembre, cuando el petróleo caía y se colocaba en los 60 dólares por barril, las bolsas internacionales respiraban aliviadas y aprovechaban para iniciar periodos de ganancias, aunque el selectivo español ya tenía ventaja y se dedicaba a triturar máximos históricos: primero, los 12.000 puntos; luego, los 13.000, y más tarde, los 14.000.

    Y es que además, tanto los resultados empresariales que se conocieron, como los datos macroeconómicos, acompañaban. Las empresas españolas ganan más que nunca, el paro está en mínimos, y el PIB puede terminar el año con un crecimiento del cuatro por ciento y sin ningún signo de desaceleración.

    Bien es cierto que los desequilibrios persisten, tanto el elevado déficit exterior como la inflación, que, a pesar de haber echado el freno en los últimos meses por la caída del crudo, sigue claramente por encima del 2 por ciento que la Eurozona tiene como objetivo.

    El BCE, en cuestiones de inflación, echó una mano a España y subió los tipos este año en cinco ocasiones, desde el 2,25 por ciento hasta el 3,50 por ciento, lo que ayudó a contener unos precios, en algunos momentos desbocados.

    La subida del precio del dinero en la Eurozona fue acogida muy positivamente por los miembros económicos del Gobierno, pero no así por muchas familias, que vieron cómo el euribor, la principal referencia para fijar los tipos hipotecarios, subía más de un punto y se aproximaba al cuatro por ciento.

    Pese a este subida, que ha incrementado en más de una cuota al año los préstamos hipotecarios que soportan las familias, la morosidad de bancos y cajas apenas subió, y puso una vez más de manifiesto que los hogares cumplen puntualmente con sus obligaciones.

    Todo lo demás lo veremos en 2007, un año en el que se aplicará un nuevo IRPF, se culminará la nueva Ley de Opas, se resolverán las múltiples operaciones corporativas abiertas, y en el que, quizá, comenzará la expansión internacional de las cajas. La Caixa ya ha dado el primer paso. EFECOM

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