Empresas y finanzas

Surcar los mares a bordo de un barco portacontenedores: una forma de viajar poco conocida y muy exclusiva

  • El 1% de los barcos portacontenedores del mundo aceptan pasajeros
  • El pasaje cuesta entre 90 y 135 euros al día
  • A los pasajeros se les exige participar en las labores propias de un barco
Los barcos portacontenedores solo pueden acomodar a 12 pasajeros. Foto: iStock

elEconomista.es

Un viaje como los de antes, en el que disfrutar de la auténtica experiencia de cruzar el océano, de sus olores únicos y su temperamento impredecible. Eso es precisamente lo que ofrecen los viajes transoceánicos a bordo de un carguero. Una modalidad de viaje poco conocida y muy exclusiva, solo el 1% de los barcos portacontenedores del mundo aceptan pasajeros y pueden acomodar a unas 12 personas.

Aquellos dispuestos a pagar entre 90 y casi 135 euros al día, pueden convertirse en lobos de mar durante semanas, o incluso meses, dependiendo de lo que dure el trayecto. Los pasajeros suelen alojarse en camarotes de oficial, sin las comodidades propias de un crucero de lujo, pero con lo necesario para la travesía. Asimismo, tienen acceso a una sala de entretenimiento llena de libros, reproductor de CD y mesas de ping pong. Durante el viaje, a los pasajeros se les exige que participen en labores del día a día propias de un barco portacontenedores.

Alrededor de esta modalidad de viaje ha surgido un pequeño grupo de agentes especializados en viajes en buques de transporte de mercancías. Se trata de un negocio pequeño, con unos ingresos anuales inferiores a los 5 millones de euros, según Hamish Jamieson, fundador de Freighter Travel, a Business Insider. Nada comparable con los 30 millones de euros al día que ganan la mayoría de las compañías navieras. En 2019, el número de personas que contrataron un viaje a bordo de un carguero no llegó a las 4.000, según las estimaciones de las agencias de viajes.

La pandemia ha impactado de lleno en los viajes en cargueros. El negocio tradicional de los cruceros de pasajeros fue uno de los primeros focos de la pandemia, con numerosos brotes que obligaron a suspender las operaciones, y el de los cargueros no fue una excepción. En marzo de 2020, la mayoría de los operadores de buques de carga prohibieron la entrada de pasajeros, en un intento por proteger a sus tripulaciones de la Covid-19. Dos años después, los cargueros aún no han relajado estas restricciones.

En un primer momento, las agencias de viajes en cargueros respondieron a esta situación reembolsando el importe de los pasajes o mantuvieron los depósitos de los pasajeros con la esperanza de volver a reservarlos más adelante. Sin embargo, en 2021 el panorama no cambió y, por el momento, casi ninguna de las grandes compañías navieras se aventura a ofrecer viajes en sus buques de carga.

Pese a esto, compañías navieras más pequeñas como Langsamreisen y Hamburg-Frachtschiffreisen, la división de viajes en cargueros de la agencia de viajes ATPI Hamburg, tienen previsto retomar su actividad en primavera o a principios de verano. ATPI Hamburg, en concreto, ya tiene plazas reservadas en buques de carga que viajarán desde Alemania a Islandia y de Estados Unidos a Sudamérica en marzo, según publica The Wall Street Journal.

Qué esperan las navieras de 2022

Para la industria de los cruceros, la pandemia y el frenazo de las actividades que provocó supusieron un desplome de pasajeros del 81% entre 2019 y 2020, así como la pérdida de la mitad de empleos en la industria y una caída del 59% en la contribución a la economía mundial, según la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA) en su último informe.

Desde que se reanudara la actividad en julio de 2020, las navieras de la CLIA han recibido a más de 6 millones de pasajeros. De cara a 2022, esperan recuperar la totalidad de su flota. En cuanto al volumen de pasajeros, prevén volver a niveles de 2019 entre finales de este año y del próximo.

Unas cifras que respaldan las observaciones de los miembros del sector. El verano pasado, Norwegian Cruise Line aseguraba a Business Insider que existe una demanda acumulada y un ansia por regresar al mar.