Los modelos de integración dividen a una Latinoamérica en expansión
Natalia Kidd
Buenos Aires, 8 dic (EFECOM).- El ingreso de Venezuela al Mercosur, el retorno de Chile a la Comunidad Andina y los tratados de libre comercio firmados por Estados Unidos con Colombia y Perú, marcaron en 2006 el ritmo de una Latinoamérica que cumple cuatro años de expansión económica.
El aparente fracaso definitivo del proyecto del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en la Cumbre de las Américas de noviembre de 2005, desató una efervescencia de movimientos en el tablero de la integración latinoamericana.
La primera movida la protagonizó Venezuela, que en julio finalizó una negociación de sólo medio año, para sumarse como socio pleno al Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay), un proceso que se completará en 2014.
Venezuela ingresó al Mercosur tras anunciar que abandonaba la Comunidad Andina de Naciones (CAN), integrada por Bolivia, Ecuador, Perú y Colombia, en desacuerdo con los tratados de libre comercio (TLC) entre estas dos últimas naciones y EEUU, firmados en abril y noviembre, respectivamente.
Bajo este mismo argumento de creciente enfrentamiento con la política estadounidense, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, también retiró a su país del Grupo de los Tres, que integraba con México y Colombia.
Mientras muchos vaticinaban una crisis en la CAN por la salida de Venezuela, Chile sorprendió con su decisión de regresar al bloque andino, del que había sido fundador en 1969, del que se había retirado en 1976 y al que volvió en noviembre pasado pero como asociado, estatus que también tiene en el Mercosur.
En tanto, México, que también tiene intenciones de asociarse a la CAN, Colombia, Perú y Chile -todos con TLC con EEUU- alumbraron en los últimos meses la idea de crear la Asociación Comercial Latinoamericana del Pacífico, una nueva zona de libre comercio que abarcaría una decena de países, incluidos algunos centroamericanos, con una población de casi 200 millones de personas.
"Sin duda, todos los movimientos que se están advirtiendo en término de acercamientos comerciales en la región están vinculados de alguna manera con el fallido proyecto del ALCA", dijo a Efe Mauricio Claverí, de la consultora Abeceb, que destacó el cambio de estrategia de EEUU en este sentido.
Según el economista, EEUU "puso en marcha un plan B para el continente, que consiste en avanzar con acuerdo de libre comercio bilaterales con los países que estén dispuestos a aceptar sus reglas de juego", aislando así al Mercosur.
El TLC firmado con Centroamérica y los que están en marcha con Perú y Colombia, son algunos frutos de esta estrategia.
"Incluso el acercamiento con Uruguay obedece a esta metodología, con la diferencia de que en este caso implicaría además atacar el propio corazón del Mercosur", apuntó Claverí.
Para Eduardo Alvarez, economista jefe de IES Consultores, "la existencia de dos bloques con estrategias comerciales aparentemente diferentes parece una realidad en Sudamérica".
"Por una parte, los países del Pacífico, con economías más abiertas, que tienden a aliarse con EEUU, en parte como reacción ante el Mercosur y la creciente influencia de Chávez. Por otra parte, el Mercosur, con crecientes conflictos internos, con una estrategia más proteccionista", diferenció.
Pese a las claras divergencias entre uno y otro bloque, Alvarez y Claverí coinciden en que una fractura comercial entre ambos es poco probable.
En lo que sí disienten es sobre los efectos que tendrán los TLC con EEUU.
Para Alvarez, "todo acuerdo de libre comercio entre un país grande con uno chico resulta beneficioso para este último, a condición de que se sepan aprovechar las oportunidades que la apertura de un mercado de la magnitud del estadounidense brinda".
El economista apuntó que "esta conclusión se refuerza teniendo en cuenta la oposición a los acuerdos provenientes de los sectores económicos internos estadounidenses".
"Puede inferirse que en el futuro próximo, con mayoría demócrata en el Congreso, las posibilidades de continuar la corriente acuerdista afrontarán crecientes resistencias, que pueden llevar a una reducción en el comercio, lo cual perjudicaría principalmente a los países de la región", advirtió.
En tanto, para Claverí el efecto de los TLC con EEUU será más de tono estratégico, pues permitirá al país norteamericano imponer en la región "las leyes y normas comerciales que reclama en la Organización Mundial del Comercio, especialmente respecto a propiedad intelectual".
"En cuanto a los países latinoamericanos con un TLC con EEUU, la mayor expectativa es lograr más y mejor acceso al mayor mercado del planeta. Sin embargo, en más de una oportunidad quedó demostrado que EEUU no está dispuesto a tolerar un aumento importante de exportaciones hacia su mercado", sostuvo.
Con uno u otro modelo, lo cierto es que Latinoamérica cumple en 2006 el cuarto año de crecimiento en su Producto Interior Bruto (PBI), fenómeno que tiene su correlato y se explica en gran parte por un importante salto en sus exportaciones, resultado de una demanda sólida de las materias primas que produce la región.
Según datos del Banco Interamericano de Desarrollo, en 2006, las exportaciones latinoamericanas aumentaron un 21 por ciento, hasta alcanzar un récord de 656.000 millones de dólares, mientras que los intercambios dentro de la región ascendieron a 108.000 millones de dólares, con un alza interanual del 25 por ciento.
De acuerdo a un reciente informe del Fondo Monetario Internacional, Latinoamérica vive la expansión económica más importante desde los años setenta, que se desarrolla con "cimientos sólidos", especialmente porque los países han mantenido el saldo fiscal primario y la cuenta corriente en situación de superávit, y porque los tipos de cambios han sido flexibles.
Entre 2003 y 2005, el PIB de Latinoamérica creció a un ritmo promedio del 4 por ciento anual y concluirá este año con un alza del 5 por ciento, el mejor ciclo de expansión de las últimas cuatro décadas, mientras que para 2007 se prevé un incremento del 4,5 por ciento.
De la mano de las exportaciones y la recuperación del mercado interno, la bonanza le permitió a la región acumular reservas monetarias por 300.000 millones de dólares y tener un superávit de cuenta corriente equivalente al 2 por ciento del PIB, algo que tampoco se verificaba en décadas.
Aunque el peso de la deuda externa es aún elevado (50 por ciento del PIB), muchos países de la región, como Argentina, Brasil y Uruguay, aprovecharon para cancelar pagos con organismos internacionales y lograron una notable mejoría en la calificación de sus bonos soberanos.
En un año en el que hubo una docena de procesos electorales en América Latina, la luz de alerta se disparó por un considerable aumento del gasto público, sin lograr una drástica reducción de la pobreza, que alcanza a 208 millones de latinoamericanos, el 40 por ciento de la población de la región. EFECOM
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