Empresas y finanzas

La previsión de ventas de Pfizer sube un 43% por la presión de la pandemia

  • Las damnificadas son las nuevas vacunas de Sanofi, Hipra y Novavax
  • Los europeos urgen a la tercera dosis y solo la dan la americana y Moderna

Javier Ruiz-Tagle

El coronavirus está desbocado en gran parte de Europa. El organismo encargado de velar por la Salud Pública del continente ha decidido instar a los países a acelerar tanto las vacunaciones que faltan por hacer como las dosis de refuerzo a todos los adultos, con especial hincapié en los mayores de 40 años. Además, a la olla ha caído también la variante sudafricana para elevar más si cabe la presión. Esta situación premia a Pfizer y Moderna, únicas compañías con aval científico para inocular terceros pinchazos y, en el caso de la primera, además puede vacunar a niños de entre cinco y once años.

En las agendas de verano de los estados miembro se pensaba que la virulencia del coronavirus no fuese la actual en esta época, así como esperaban que la duración de las utilizadas excediera a los seis meses actuales. Los cálculos de España eran poder utilizar la nueva hornada de vacunas de proteínas (Sanofi, Novavax e Hipra) para potenciar la protección, toda vez que tenían en su poder voces de expertos que apostaban por pautas heterólogas (una dosis de cada compañía y tecnología). Pero estos no acaban de llegar y el tiempo se ha echado encima.

Sin embargo, la situación ha cambiado drásticamente. Según el consenso del mercado que marca Factset, las estimaciones de ventas de Pfizer para 2022 se han elevado un 43% desde el mes de julio, cuando marcaban 51.729 millones de euros. Con Moderna el escenario es el mismo, si bien adaptado a la envergadora de la compañía. Las estimaciones para la biotecnológica en julio es que vendería en 2022 sobre 13.000 millones de euros. Ahora, el consenso marca 18.400 millones.

Las compañías que más cerca están de recibir nuevas autorizaciones, sin embargo, ven cómo el mercado no les da mejoras en las ventas de cara al año que viene. Sanofi crece ligeramente (un 2,84%) pero dada la variedad de cartera de productos de la compañía, ese crecimiento no parece estar asociado a la vacuna que desarrolla junto a GSK. El caso de Novavax es mucho más claro. La compañía es una fotografía de Moderna en cuanto a su estructura, pero su vacuna no acaba de arrancar. La UE ha comenzado el proceso de autorización tras casi un año en evaluación y se espera que llegue al mercado en semanas. Pero, mientras tanto, Pfizer y Moderna comen de un mercado que pensaban disputarse con la multinacional francesa.

Dosis en la nevera

Pfizer tiene, además, la ventaja de la historia reciente. Europa le compró a Pfizer para este año 720 millones de dosis, de las que se han distribuido casi 600 millones. Por tanto, para el último mes del año, Europa contará, aproximadamente con 120 millones de dosis que ya tiene pactadas y que servirán para reforzar la vacunación de un tercio de la población de la Unión. Moderna, por su parte, debe enviar muchas dosis aún en el último mes del año. Según el gobierno de España, a nuestro país deben llegar 28 millones de dosis y solo se han suministrado 16,1.

Junto a estos datos, se encuentran las escasas compras que ha realizado España de las dosis que tiene disponible de Novavax y Sanofi. A la primera, de 20 millones que le puede comprar, solo se han solicitado el 10%. Con Sanofi el porcentaje es mucho peor. De 30 millones que tiene a disposición se han comprado medio millón. En principio, esta escasez podría venir motivada por priorizar la apuesta patria, Hipra. Sin embargo, como informó en exclusiva este medio, la compañía catalana todavía tiene que ganarse la confianza de cuatro estados miembros para poder negociar con la Comisión Europea.

Vacunación en niños

La nueva hornada de vacunas llegará a los mercados con un hándicap adicional frente a las de Pfizer y Moderna. La vacunación en menores de 18 años no la obtendrán de primeras y quizá cuando consigan la aprobación general, la mayoría de pacientes adultos estén ya revacunados. Esto dibuja un escenario donde solo la demostración de que su dosis extra consigue una eficacia mucho mayor pueda evitar que se queden prácticamente orilladas en territorios como Europa y Estados Unidos, donde los precios son mayores.