Empresas y finanzas

Los Del Pino ponen al Grupo Ferrovial a salvo de sus disputas familiares

    Rafael del Pino, presidente de Ferrovial. <i>Foto: Archivo</i>.


    La familia Del Pino ha decidido cambiar sus participaciones accionariales para dejar a Ferrovial fuera de sus disputas familiares. Hasta ahora, tenía dividido el 58,31 por ciento que posee en la constructora en dos sociedades: Casa Grande de Cartagena, con 17,777 por ciento, y Portman Baela, con el 40,538 por ciento.

    La primera ha vendido sus acciones a la segunda por 1.462 millones de euros. Esta cantidad supone valorar la compañía en 58,635 euros por acción, un precio un 32,68 por ciento inferior al que cerró ayer la compañía en bolsa.

    De este modo, Ferrovial queda al margen del resto de operaciones de la familia Del Pino, que seguirán siendo gestionadas por el Family Office, órgano dedicado a velar por el patrimonio de la saga.

    A este movimiento se unen varios cambios en los órganos de decisión de la constructora.

    Por una parte, María del Pino ha pasado a ocupar el sillón dejado por Casa Grande de Cartagena como consejera dominical. Además, sustituyó a su hermano Fernando al frente de la Comisión Ejecutiva, debido al sistema de rotación que tienen diseñado. Por último, Juan Arena de la Mora, presidente de Bankinter, pasó a ocupar el sillón que tenía Casa Grande de Cartagena en el Comité de Auditoría.

    Suma discreción

    Conscientes de que las disputas familiares pueden terminar afectando al negocio y, sobre todo, conscientes de que deben velar por la supervivencia estable de Ferrovial, toda la familia ha decidido afrontar este problema de la manera más beneficiosa posible para la compañía y sus millones de pequeños accionistas.

    Con ese objetivo, ha estructurado su patrimonio en dos ramas separadas.

    Por una parte, agrupa el 58,31 por ciento que tiene en Ferrovial en una única sociedad, cuyo representante en el Consejo de Administración de la constructora es Eduardo Trueba, persona de máxima confianza durante años de Rafael del Pino Moreno, fundador de Ferrovial y patriarca de la saga. Por otro lado, el Family Office seguirá gestionando el resto del patrimonio.

    Tras esta reorganización, Rafael del Pino continua como presidente de Ferrovial y sucesor del padre al frente del negocio. Fernando del Pino decidió abandonar el Family Office para centrarse en su propia sociedad de inversión, bautizada como Myway, pero continua siendo consejero de la constructora.

    Su hermano Joaquín también trabaja en el mundo de las inversiones fuera del paraguas familiar. Leopoldo, en cambio, es director general de Ferrovial Aparcamientos. Esta sociedad se enmarca dentro de Cintra, la filial de concesiones de Ferrovial. Hasta ahora, Leopoldo reportaba a Juan Béjar, consejero delegado de Cintra, que ha sido nombrado número tres de todo el Grupo Ferrovial. Tras este nombramiento, Enrique Díaz Rato fue elegido primer ejecutivo de la concesionaria.

    Cambios en el Consejo de Administración

    Por último, María del Pino ya estaba presente en el Consejo de Administración de Ferrovial como representante de la participación que correspondía a Casa Grande de Cartagena. Ahora, continua como dominical y ha ocupado el puesto que tenía Fernando en la Comisión Ejecutiva.

    Ferrovial comunicó los cambios del Consejo de Administración el 29 de septiembre, dos meses después de que la familia decidiera reorganizar sus sociedades. Sin embargo, prefirieron mantener el cambio societario en secreto hasta ayer, conscientes de que esta noticia destaparía las diferencias que existen entre los hermanos.

    Un momento delicado

    Una discreción lógica, si se tiene en cuenta que la compañía está inmersa en un momento especialmente delicado. La compra de BAA, la primera compañía de aeropuertos del mundo, ha embarcado al grupo en la mayor operación de su historia y, por tanto, exige la máxima estabilidad accionarial posible.

    De hecho, los máximos responsables del grupo admiten que esta adquisición concentrará todos sus esfuerzos en los próximos dos años, periodo considerado crítico para comprobar la evolución de la compra de BAA. Además, esta adquisición ha obligado a que el resto de inversiones se analicen con sumo cuidado.

    Compras en Indra y Ebro

    El anuncio de la nueva estructura accionarial de los intereses de la familia Del Pino ha coincidido en el tiempo con dos importantes adquisiciones a través de Casa Grande de Cartagena.

    Por una parte, se han hecho con el cinco por ciento de Indra por 131,84 millones de euros. Por otra, han tomado otro cinco por ciento de Ebro Puleva por 130,49 millones de euros.

    Estas participaciones dan derecho a tener un representante en el Consejo de Administración de ambas compañías. Y la familia Del Pino ya ha solicitado entrar en ambos órganos de administración.

    Sin embargo, todavía no tienen decidido quién ocupará estos sillones y tampoco si eligirán a un miembro de la familia o a un representante que vele por sus intereses, como adelantó ayer elEconomista.es. Estas adquisiciones suponen la primera incursión de Casa Grande de Cartagena en grandes sociedades cotizadas, al margen de Ferrovial.