Navarrete (Repsol): "Antes éramos un equipo en la estación de servicio, pero ahora somos un equipazo"
- "Hemos sido hasta psicólogos con los profesionales que venían a repostar"
- "No he sentido miedo de llevar el virus a casa porque la seguridad es absoluta"
Antonio Lorenzo
La mayoría de las estaciones de servicio de España estuvieron abiertas durante las largas semanas de confinamiento. Su disponibilidad permitió que el uso privado de profesionales de servicios básicos, la logística y los servicios de transporte por carretera mantuvieran su actividad esencial durante las 24 horas del día.
Camioneros, transportistas, policías, sanitarios y otros colectivos acudieron a las gasolineras para llenar los depósitos de los vehículos cuando todo el país se protegía del Covid desde sus hogares. Priscila Navarrete, expendedora de la estación de servicio de Repsol en Venturada (Madrid), al igual que todos sus compañeros de las 3.400 estaciones de servicio de la compañía petrolera, vivió en primerísima persona los cambios en los protocolos de atención para evitar la propagación del coronavirus, tanto entre los clientes como entre los trabajadores y proveedores.
En una entrevista con elEconomista, Priscila Navarrete pone en valor la actividad de las estaciones de servicio, también merecedoras del aplauso de los otros héroes del confinamiento. En el encuentro, a través de una videollamada, la empleada de Repsol dejó claro que hablaba en su nombre, pero también en la de sus compañeros. Para la sesión de fotos, el uso de la mascarilla formó parte inevitable de su atuendo. La seguridad es lo primero.
¿Cómo recuerda aquellos días de confinamiento?
Eran días desoladores, muy tristes. Por un lado, estábamos comprometidos para formar parte de los servicios esenciales para la gente, de sentirnos muy útiles para la sociedad en aquellos momentos tan duros. Realmente, lo hemos vivido desde dentro de las estaciones, a través de un cristal, pero apreciábamos perfectamente el temor en los ojos de muchos de nuestros clientes... el temor de los profesionales del transporte, que acudían para repostar y que mostraban el miedo al contagio. Daba mucha pena ver todo vacío, sin gente, prácticamente desértico.
¿Percibía el agradecimiento de los clientes?
Sí, hemos apreciado el agradecimiento de nuestros clientes profesionales, de los transportistas, pero también de otros colectivos, como sanitarios, guardia civiles, policías, camioneros. Estamos ubicados en una estación de servicio -Venturada, norte de Madrid- situada en la Nacional 1, por donde pasan transportistas de todas partes de España, camiones que se desplazan a Italia, Francia, Alemania. Hemos visto a muchos profesionales que han valorado nuestra presencia.
¿Tuvo miedo por usted o por llevar el virus a su casa?
No, en ningún momento, porque la seguridad es absoluta. Al 100%. Una empresa externa se encargaba de desinfectar la estación en su totalidad. Teníamos de todo: mascarillas, geles hidroalcohólicos, guantes, sentíamos el apoyo total de nuestra empresa, con todos los recursos. Los usuarios podían utilizar todos los medios de pago, entre los que se encuentra la aplicación Waylet, que permite pagar sin necesidad de bajarse del coche.
Imagino que se ha reforzado el sentimiento de pertenencia a una empresa comprometida con los suyos, los clientes y la sociedad...
Nuestra empresa se ha volcado por sus trabajadores y eso lo valoramos todos. Hemos creado un vínculo más fuerte, muy especial. Ya éramos un equipo en la estación de servicio y tras el Covid somos un equipazo.
Repsol entregó gratuitamente más de 700.000 cafés con bollo a transportistas, servicios de emergencias, sanitarios y fuerzas armadas y de seguridad, para que pudiesen tomarse un respiro y alimentarse en los momentos más difíciles. Fue un bonita iniciativa, ¿verdad?
Sí. Hay que pensar que no había casi ningún establecimiento de restauración abierto en ruta que no fuese una estación de servicio. A veces ejercíamos hasta psicólogos, porque hablábamos con los camioneros, con personas muy cansadas, con muchísimos kilómetros y trabajo encima. Hubo mucha solidaridad y empatía. Personas que llegaban agotadas y que agradecían mucho esos minutos con un cafetito para reponer fuerzas y ánimo. Les dábamos un poco de conversación y sentíamos que también les dábamos un poco de vida.
Y no solo era gasolina, porque más de 1.000 tiendas de estaciones de servicio atendieron pedidos por teléfono para facilitar aún más el acceso a un amplio surtido de productos de la cesta básica, como alimentación e higiene.
Sí, claro. Muchos clientes también necesitaban utilizar los servicios y comprar algún producto básico. Y también teníamos un servicio de entregas a domicilio en tiendas de más de veinte ciudades.
Algún aplauso de las ocho de la tarde debió dedicarse a ustedes...
Hemos notado muchos gestos de cariño y agradecimiento. Camioneros que nos lanzaban besos detrás del cristal o nos dedicaban el gesto del abrazo. Esta pandemia ha sido horrible, sigue siéndolo, porque se ha llevado muchas vidas, pero también ha reforzado la humanidad de las personas.
El 9 de mayo, en el proceso de desescalada, las tiendas de proximidad y conveniencia en las estaciones de servicio de Repsol pudieron abrir de nuevo las puertas garantizando la máxima seguridad. ¿Qué pensó cuando la estación retornó poco a poco a la normalidad?
Recuerdo que estaba de turno en aquel primer día de apertura de puertas. Todo estaba perfectamente preparado, con todas las medidas de seguridad desplegadas. Con mamparas en la zona de cafetería, de caja y de entrega. Con geles hidroalcohólicos en todas partes, también con las medidas de distancia de dos metros señalizadas. Entonces, nada más abrir, entró un cliente que compró un refresco. Tras despachar afloraron tantas cosas y momentos pasados, el sentir que por fin la situación volvía a la normalidad... no puede contener las lágrimas al comprobar que por fin volvíamos a tener contacto con los clientes, con absoluta seguridad y garantías. Nos cuidamos mucho nosotros y también se cuida mucho a los clientes porque no queremos volver atrás. Ahora vemos la cosa de esa manera.