Empresas y finanzas

La telefonía móvil española cumple 25 años de feroz competencia

  • El 28 de diciembre de 1994, Airtel (ahora Vodafone) ganó la segunda licencia de telefonía móvil
  • La apertura a la competencia celular coincidió con el nacimiento del GSM en España
  • La factura media de telefonía celular en 1994 rondaba los 32 euros de nuestros días

Antonio Lorenzo

Eran las cinco de la tarde del 28 de diciembre de 1994. Los más veteranos del lugar recuerdan lo que sucedió hace ahora 25 años como si fuera ayer mismo. El entonces ministro Josep Borrell, responsable de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente, convocó con urgencia a la prensa para desvelar el resultado de la concesión de la segunda licencia de telefonía móvil.

A la derecha del ministro, se encontraba Elena Salgado, entonces secretaria general de Comunicaciones y, a su izquierda, Javier Nadal, entonces director general de Telecomunicaciones, y responsable de la introducción de la competencia en el sector, desde los pliegos del concurso, la selección y resolución final. Aquel anuncio resolvería al esprint una carrera de dos años, con la crema del Ibex en la disputa.

Los periodistas que acudieron al Palacio de Comunicaciones, junto a la Plaza de Cibeles, tenían asegurado el titular de portada. Curiosamente, entre la prensa se infiltraron varios directivos cuyas ojeras les delataban como miembros de las candidaturas en liza. Unos pertenecían al consorcio Airtel-Reditel-Sistelcom y otros al holding Cometa SRM.

Las previsiones sobre el negocio del móvil pecaron de ingenuas desde el primer momento y quedaron desfasadas en pocos meses

Las alianzas y las deserciones de última hora formaron parte de una historia cuyas expectativas de negocio resultaron extraordinariamente ingenuas. En el mejor de los escenarios, la previsión se situó en el millón de clientes en el año 2000. "La gente no hablará con el móvil por la calle porque les dará vergüenza", auguraban algunos los expertos. Ni el más optimista se imaginaba a finales de 1994 que la telefonía móvil sería el negocio de las siguientes décadas. Así, con el cambio de milenio, ya había 15 millones de usuarios de móvil en España, para sumar 54 millones en nuestros días.

La trascendencia de lo ocurrido aquel Día de los Santos Inocentes de 1994 dejaría su huella en los manuales de historia de las telecomunicaciones. Por un lado, la concesión representaba la apertura a la competencia del mercado en el país y, al mismo tiempo, arrancaría la Segunda Generación de Telefonía móvil en España, conocida como GSM, con el título habilitante que se otorgó al mismo tiempo a Telefónica.

Medio Ibex enfrentado

En un lado del concurso se encontraba el consorcio Airtel-Reditel-Sistelcom, con la estadounidense AirTouch como socio industrial, titular del 15,78% del capital, y apadrinado por el Banco Santander de Emilio Botín (13,71%), el BCH (13,71%) de José María Amusátegui; Entrecanales / Cubiertas (10,51%); Fenosa (7,89%) de Victoriano Reinoso; Fecsa (7,89%); British Telecom (5,31%); Torreal (4,79%), de Alberto Cortina; Corporación Alba (2,63%), de la familia March y cinco cajas que en sumaban el 16,84% del capital: Caixa de Catalunya, Caja Asturias, BBK, Unicaja y Caja Guipúzcuoa.

En el lado opuesto, y bajo la enseña Cometa-SRM, planteaba batalla el BBV, con un 14% y Vodafone (10%). Con un 6% cada uno coincidieron DT Mobil, La Caixa, CajaMadrid, Bankinter, Iberdrola, Prisa, FCC, Endesa, Sevillana de Electricidad, El Corte Inglés y Cofira, mientras que Comvik tenía el 1,2%. Entre los primeros espadas de ese consorcio se encontraban Emilio Ybarra (BBVA), Jesús de Polanco (Prisa), las hermanas Koplowitz (FCC) e Isidoro Álvarez (El Corte Inglés), entre otros. Semejante plantel se presumía favorito, entre otros motivos, por la presunta conexión que se atribuía a Prisa con el Gobierno socialista.

En aquellos años, Telefónica acaparaba la totalidad del negocio móvil en España, en régimen de monopolio desde 1990, con apenas 400.000 clientes de la operadora analógica Moviline. La oferta digital, a través de la marca Movistar, comenzó sus servicios en julio de 1995, tres meses antes de que lo hiciera Airtel. Por lo tanto, hasta el encendido comercial del segundo operador, realizado el 14 de octubre de 1995, ninguna otra compañía podía restar una línea a la teleco que presidía Cándido Velázquez. Esa situación incomodaba a un Gobierno ansioso por incorporar un segundo jugador al negocio del móvil, como ya habían hecho otros países vecinos. En Italia, por ejemplo, se vendían 'telefoninos' de plástico, completamente falsos, que sólo servían para aparentar la posesión de semejante objeto de deseo.

Pero si importante fue el 28 de diciembre de 1994, quizá más relevante fue el 14 de noviembre de 1994, plazo final de la entrega de las ofertas con la aportación al Tesoro.

El debate en cada uno de los dos grupos fue tremendo. Cuentan que los celulares de los que participaron en las deliberaciones estaban requisados. No se podía abandonar la sala y al cuarto de baño se tuvo que ir junto a un vigilante, para así evitar filtraciones al consorcio rival.

Para sorpresa del mercado, el Gobierno se decantó por la propuesta más barata, la firmada por Airtel

El juego consistía en comprometerse en pagar un importe que se consideraba descomunal. El holding liderado por Airtel se comprometió con 85.000 millones de pesetas (512 millones de euros) y Cometa SRM con 89.000 millones de pesetas (536 millones de euros). A esos esfuerzos se añadieron otros 200.000 millones de pesetas (1.200 millones euros) del coste del despliegue de antenas.

Una vez conocido el importe de la puja, cada grupo tuvo que actualizar a toda prisa sus respectivos planes de negocio y tablas excel con las nuevas magnitudes. En el caso del consorcio Airtel, ese trabajo se realizó en paralelo, con dos equipos diferentes, para así eliminar el riesgo de cualquier error de cálculo. El siguiente paso fue entregar el cheque en la ventanilla del registro. Para sorpresa del mercado, el Gobierno se decantó por la propuesta más barata, la firmada por Airtel, ya que destacaba por su calidad técnica. Los observadores del proceso coincidieron en que el Gobierno actúo de forma escrupulosa, sin dejarse influenciar por el entorno. No podía ser de otra forma cuando el ex director general de la Guardia Civil, Luis Roldán, aún se encontraba fugado por el mundo. Asimismo, el Ejecutivo contrató a Lehman Brothers para que fiscalizara los trámites administrativos.

Polanco dio marcha atrás

Pese a que aquella jornada del 28 de diciembre estuvo marcada por el suspense, fuentes conocedoras del proceso recuerdan que el consorcio Cometa SRM había dado por perdida la pelea después de que Jesús de Polanco, entonces presidente de Prisa, se retirara en silencio, ante la exagerada dimensión de las inversiones comprometidas. Pero no se fue solo, ya que le acompañaron en su espantada Cajamadrid, El Corte Inglés, FCC, Bankinter y Prisa. Los arrepentidos de Cometa SRM acaparaban casi un tercio del capital.

Al final, el triunfo de Airtel en aquel concurso se convirtió en el germen de lo que ahora es Vodafone España. En 1999, la misma 'teleco' británica que había quedado fuera de la concesión inicial, entró directamente en el capital del consorcio, para competir con Amena, de Retevisión, semilla de lo que ahora es Orange España. Pero esa ya es otra historia...

Cuando llamar era muy caro

"Te cuelgo, que llamar por el móvil siempre es muy caro". Poco más o menos, así terminaban de miles de conversaciones a finales del siglo pasado. Las comunicaciones en movilidad eran un servicio casi de lujo, reservado para los asuntos estrictamente importantes. El importe medio en 1994 era de 5.384 pesetas (32,40 euros).