Agro

Fraude del lechazo por Navidad: hacen pasar carne francesa por autóctona

  • La entrada de corderos galos obligan a los ganaderos a bajar precios

Enrique Palomo

Los productores españoles están en pie de guerra contra la Administración por permitir un etiquetado que, en la mayoría de los casos, no especifica claramente el origen de estos animales. La ambigüedad de las etiquetas confunde al consumidor que cree que compra un cordero de calidad de la tierra, cuando en realidad adquiere, por un precio superior, un sobrante de ganaderías francesas enfocado a otro tipo de aprovechamientos. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Agro

"Al consumidor se le está engañando porque compra y paga como español un cordero francés de raza Lacaune destinados a producir leche y elaborar queso", comenta José Luis Arribas, ganadero de ovino en Cilleruelo de Abajo (Burgos).

Una problemática que repercute tanto a los ganaderos como a la hostelería. "El turista viene a Castilla y León a comer un buen lechazo, un plato estrella y exquisito; si lo que le das después no le gusta, ya no vuelve y tampoco lo compra después en su casa", explica este ganadero con 700 ovejas de la raza Churra.

Sacrificio

De los 2,3 millones de corderos que se sacrifican en España, el 80%, 1,85 millones, lo hacen en Castilla y León, que se convierte en una Comunidad que sufre con mayor virulencia esta problemática. Las Navidades son el punto álgido para los ganaderos ya que, sólo en esta época, se sacrifican 300.000 animales. De esta cifra, 170.000 proceden de Castilla y León y el resto 130.000, casi la mitad, un 43%, son franceses.

Desde Asaja Castilla y León se pide un etiquetado correcto que especifique bien el origen y procedencia de los animales. "Hemos denunciado a la Consejería de Agricultura y Ganadería que investigue al máximo este tema para que no haya un robo ni al consumidor ni al ganadero", señala Donaciano Dujo, presidente de esta organización.

Los animales llegan vivos procedentes de otros países y se les sacrifica en mataderos de la Comunidad, principalmente en Burgos, Palencia y Segovia. A continuación, se les etiqueta como sacrificados en Castilla y León lo que induce a los compradores, según Asaja, a creer que están comprando un producto de aquí cuando en realidad no lo es.

"La gente tiene que tener la oportunidad de saber lo que come", asegura José Luis Alonso Alonso, ganadero también de ovino en Rojas (Burgos). Para este ganadero, "no es ilegal traer corderos de fuera, pero sí engañar y hacer pasar por los de aquí, que tienen unas características concretas, a corderos franceses que no tienen la misma calidad que los nuestros y que se venden al mismo precio".

Desprestigio

Alonso cree que esta entrada masiva y etiquetado poco claro desprestigia el producto de nuestros ganaderos. "No es lo mismo consumir un lechazo que como máximo dos días después de su sacrificio está en el plato, a estos animales que pasan varias fechas en trasporte y después son conservados en cámaras de refrigeración 15 días".

José Luis Arribas también incide en las diferencias entre los lechazos de Castilla y León y los corderos que provienen de nuestros vecinos. En su caso son ovejas Churras, una raza dentro de la Indicación Geográfica Protegida Lechazo de Castilla y León. Animales que comen alimentos de primera calidad, que andan por el campo y hasta el último día se alimentan de leche de su madre. "Los corderos franceses de la raza Lacaune, sin embargo, son sobrantes de ganaderías cuyo fin es la producción de leche, no se crían para consumir su carne y se les alimenta en su mayoría de leche artificial", explica.

La bajada de precios es otro de los efectos colaterales de la invasión francesa. La entrada, solo en Navidades de 130.000 corderos procedentes principalmente de este país, Grecia e Italia, distorsiona el mercado y afecta al equilibrio entre la oferta y la demanda, desplomando los precios con un producto inferior al nuestro. "El precio este año está a 5 euros el kilo vivo, entre un 16 y un 20% menos que en 2014", comenta Dujo. "Desde que era pequeño, el precio del lechazo sigue siendo el mismo, pero todo lo demás, lo que son nuestros costes de producción, han subido de precio, no es una situación justa", denuncia Arribas.

Ahora, en Navidad, el lechazo vivo está en 60 euros la pieza que supera los umbrales de rentabilidad, pero el problema es que, pasadas estas fechas, el precio baja casi hasta la mitad, entre 35 y 40 euros/pieza. "Tenemos precios de hace 30 años; esto te lleva a pensar que no tiene sentido y que nadie quiere salvar la ganadería", argumenta Alonso. Con estos precios, pocos se deciden a poner una explotación. "No es atractivo, ¿quién va querer ponerla? Lo ideal sería que en todo el año los precios no bajasen de entre 55-60 euros y en Navidad, cuando hay más demanda, el precio de venta llegase a los 70 euros", comenta José Luis Alonso.

La entrada de corderos franceses "tiene por único objetivo presionar a los ganaderos de ovino de la región y obligarles a vender por debajo de costes sus lechazos, porque encima al final ni siquiera el consumidor se beneficia de una bajada de precios, sino que es un margen que se quedan mataderos y cadenas de distribución", afirma el presidente regional de Asaja.