El profesor Sanjay Sarma, vicepresidente del Open Learning del Massachusetts Institute of Technology (MIT), es una de las mayores autoridades tecnológicas del mundo y uno de sus más respetados divulgadores. Además de ser padre del RFID (identificación por radiofrecuencia) y fundador de IoTask, el científico de origen indio reivindica el extraordinario poder de la creatividad, resquicio de conocimiento al que no pueden aspirar los ro-bots. Recientemente, Sarma visitó España para impartir una conferencia sobre El Lenguaje de la innovación en el Inspiration Day, considerado el mayor evento de Inteligencia Artificial (IA) celebrado en nuestro país, organizado por la compañía SAS.¿Qué valor confiere a la ética en el contexto tecnológico?El gran problema de la ética en la tecnología es que debería tender a que los nuevos desarrollos tecnológicos se aplicaran e implementaran en cuestiones en las que la gente considera que les puede ayudar y no en lo que las empresas consideran que necesitan conocer de las personas. Pero esto choca frontalmente con el principio asumido por todos: si no pagamos por un producto o servicio, las personas nos convertimos en el producto.¿La tecnología será imparcial en el futuro?Considero que en la actualidad vivimos una crisis social, ya que pensamos que la tecnología no es imparcial por el hecho de ser gratuita. De hecho, la tecnología es parcial en cuanto que produce un beneficio para otra persona o empresas. Tenemos que pagar por las cosas, por los productos, por los servicios y, por tanto, comprar su imparcialidad. Necesitamos imperiosamente un cambio del actual modelo social y de consumo.¿Está de acuerdo con la afirmación de que la mayoría de los trabajos actuales se automatizarían en el corto y medio plazo?No. No estoy de acuerdo en absoluto. Estamos todavía muy lejos de llegar a esa situación y, en cierta medida, alguien cree que en estos momentos una máquina puede sustituir infinidad de tareas y funciones que implican emoción, sensibilidad o creatividad… Considero que todavía nos encontramos muy lejos de esto, a décadas de distancia. El pensamiento, la creatividad, incluso esta entrevista, ¿la podría tener un ordenador? Creo que no. Lo que es imperioso y urgente es rediseñar los sistemas educativos para dotar a los jóvenes de las habilidades que necesitan precisamente para ser más humanos, no formarles en habilidades que los robots ya están aprendiendo. Desafortunadamente este es el principal problema de todos los sistemas educativos.Pero todos los expertos y analistas abogan por una mayor educación tecnológica. ¿Qué consejo puede aportar para desarrollar un auténtico plan educativo en tecnología, por ejemplo, aquí en España?Creo que deberíamos dedicar mucho más tiempo a enseñar a los alumnos a crear una tecnología, no a enseñarles cómo opera. Estamos educando a las nuevas generaciones a que sean operadores y la tecnología no es eso. Debemos centrarnos en el conocimiento en general y, en particular, de la tecnología. Pero sobre todo, y ante todo, en la creatividad, que es lo único que los robots no pueden.¿Cómo influirá la transformación tecnológica en nuestras vidas como las conocemos ahora?Si hacemos las cosas bien, la tecnología se convertirá en un asistente para nosotros. Así, los coches autónomos, por ejemplo, nos facilitarán dejar a nuestros hijos en la escuela. Pero si lo hacemos mal, la tecnología simplemente pasará por alto y por encima de las personas. No estamos capacitando y entrenando a las personas para ser más independientes, en el sentido de controlar el propio uso de la tecnología y a la propia tecnología.Volvemos otra vez a la educaciónTenemos que educar a nuestros jóvenes para que puedan crear lo que hemos acuñado como cobots. Es decir, robots diseñados para interactuar físicamente con humanos en un entorno colaborativo de trabajo. Si no lo hacemos, corremos el peligro de que todos nuestros jóvenes -el día de mañana- se encuentren fuera de una fábrica de robot manifestándose y quejándose de que les han quitado el puesto de trabajo. Insisto, tenemos que educar en la propia creación de los robots y en cómo pueden desarrollar nuevas tareas. Todo lo anterior es el principal reto de la sociedad actual, que pasa por el cambio del modelo educativo.¿Puede comentar algo de sus próximos proyectos?En estos momentos estoy muy interesado en el transporte autónomo y su seguridad cibernética y en el transporte. Aún no se han planteado los problemas reales de ciberseguridad de los coches autónomos porque todavía es una industria muy incipiente, casi en pruebas. Sin embargo, en el momento que tengan una mayor presencia en el mercado, los ciberdelincuentes encontrarán una manera de piratearlos, lo que podría provocar un caos de dimensiones extraordinarias.Usted es uno de los pioneros en el desarrollo de la RFID. ¿Cómo se aplica esto al Internet de las Cosas?La RFID es como el nivel uno de IoT. Por ejemplo, cuando tu coche pasa por un peaje y lo pagas o como cuándo compras en Zara, también estas usando RFID. De hecho, Zara la utiliza también para rastrear el inventario. Todo esto son ejemplos de cómo opera RFID. Pero la IoT permite que tu coche pueda hablar con la puerta del garaje y abrirla y cerrarla automáticamente, al tiempo que recupera la música que estabas escuchando en el coche para reproducirla al entrar en casa.