Considera legítimo que Roma exija inversiones en la mejora de la red de autopistas transalpinasbruselas. No hay venenos, sino dosis. Un cigarrillo en la sobremesa del domingo no es lo mismo que fumarse hasta las uñas a diario. En el caso de la fusión entre la española Abertis y la italiana Autostrade, Bruselas no permitirá que Roma hunda la operación. Pero sí que exprima a Autostrade. Antonio Di Pietro, ministro italiano de Infraestructuras y autor de todas las zancadillas que la fusión ha sufrido desde el verano, se reunió el martes en Bruselas con la liberal holandesa Neelie Kroes, comisaria europea de Competencia, y le ablandó el corazón. El portavoz de Kroes reconoció ayer que "el Gobierno de Italia tiene un interés legítimo en garantizar que una empresa que gestiona el 70 por ciento de la red italiana de autopistas invierta en su mantenimiento y mejora". Se refería a Autostrade, acusada por Di Pietro de incumplir su obligación de invertir 2.500 millones de euros en las autopistas que tiene adjudicadas.El portavoz d Kroes puntualizó que si Roma es competente para hacer cumplir las condiciones de la concesión de las autopistas y la ley nacional, Bruselas vigilará que las medidas adoptadas sean proporcionadas, compatibles con el derecho comunitario, y que no son un osbtáculo encubierto a la fusión. Aseguró que Di Pietro se comprometió a retirar las medidas con las que en agosto vetó de facto la fusión tras ser declaradas ilegales por Bruselas; y a notificar por adelantado a la Comisión Europea toda nueva condición que afecte a la concentración, para que el ejecutivo comunitario pueda juzgar su legalidad. Dio la bienvenida a esta promesa, y subrayó que vigilará especialmente toda condición que pueda dificultar que la concesión adjudicada a Autostrade sea transferida a la empresa resultante de su fusión con Abertis.Por su parte, el portavoz del irlandés Charlie McCreevy, comisario de Mercado Interior, reiteró la decisión anunciada el martes de expedientar a Italia por obstruir la libre circulación de capitales al torpedear la fusión. Explicó que McCreevy está "muy preocupado por las restricciones indebidas que provocan demasiadas incertidumbres sobre las condiciones de renovación de la concesión, y por la amenaza de retirada de la misma".