Explica que la seguridad es una "obsesión para la industria" y que ahora lo es más A pocos días de que la agencia de seguridad de EEUU (la FAA) se reúna con sus homólogos mundiales para analizar el nuevo software y protocolos de seguridad y formación del 737 MAX de Boeing, Airbus no solo ha evitado hacer sangre o sacar partido de la crisis su principal competidor, sino que ha cerrado filas en torno al fabricante y ha asegurado que la industria "vende seguridad". Así, durante la celebración de sus jornadas de innovación en Toulouse (Francia), el director comercial de Airbus, Christian Scherer, se ha mostrado muy sensible con los accidentes, que afectan a toda la industria, y ha asegurado que no han "cambiado su política comercial" a raíz de los mismos, ni los planes de producción de A320, que alcanzará las 63 unidades al mes en 2021."Cada vez que hay un accidente lo utilizamos para aprender. Ver qué ha fallado y qué se puede mejorar", explicó Scherer a preguntas de los periodistas sobre la crisis del MAX. "La palabra seguridad está al principio y al final de todos los procesos, de la industria. Estamos obsesionados con la seguridad", sentenció. En esta línea, Scherer defendió la estrategia de Boeing de actualizar los modelos tradicionales para adaptarlos a las necesidades de mercado y restó importancia a la idea de que el problema de la versión del 737 MAX sea que se trata de una nueva actualización.Por su parte, Michael Schoellhorn, director de operaciones, apuntó que la compañía había aprendido del accidente del 737 MAX y que habían "revigorizado la apuesta por la seguridad". "No hemos cambiado ningún proceso, pero ahora la seguridad está más en nuestra mente que nunca. Empezamos las reuniones pensando en seguridad", relató.Más allá de la seguridad, Airbus afronta el riesgo de la guerra comercial abierta por Donald Trump ya que "las tensiones arancelarias les pueden afectar". Pero en vez de achantarse ha impulsado su modelo A220 para reforzarse en Norteamérica.Más allá de Europa, Airbus mira a Asia. Para aquellos que mencionan en París y Berlín a la compañía como ejemplo para permitir las fusiones europeas para hacer frente a la competencia china, Scherer advirtió que "necesitamos convertirnos un poco más en asiáticos". El gigante, "símbolo" de la integración industrial europea, como reconoció el propio Scherer, "no es francés o estadounidense", sino "un verdadero jugador mundial". Y en este posicionamiento observó a su firma "más avanzada".