La desaceleración, el desafío soberanista catalán y el empleo, los otros desafíosCarmen Obregón madrid. El primer reto que tiene el nuevo Gobierno que salga de las urnas el próximo domingo, y que con toda probabilidad será un Gobierno de pacto, es la elaboración de unos Presupuestos Generales del Estado que se enfrenten a la desaceleración económica que se viene encima. Las actuales Cuentas Públicas son las que dejó aprobadas en mayo de 2018 Mariano Rajoy, presupuestos prorrogados desde entonces ante la incapacidad del Ejecutivo de Pedro Sánchez de concitar los votos necesarios para los de 2019. Además de los Presupuestos engarzados indisociablemente a la desaceleración económica, la gestión del desafío soberanista catalán, el desempleo, las pensiones y la financiación autonómica constituyen los lances ineludibles del futuro Ejecutivo.Presupuestos1 El reto presupuestario no es baladí, máxime con el contexto económico internacional en el que nos encontramos. España tiene unos compromisos de déficit con Bruselas, que hoy parecen inalcanzables. Hay que tener en cuenta que, oficialmente, se negoció un 1,3 por ciento para 2019, y extraoficialmente, con Sánchez en el Gobierno desde el mes de junio, y sin Presupuestos, un 1,8. Un porcentaje que ha vuelto a experimentar una variación de última hora, pues Moncloa anunció el pasado viernes que esta semana negociará con la UE un 2 por ciento de déficit, alejándonos cada vez más de la responsabilidad presupuestaria adquirida. No hay que olvidar que en 2018, la administración cerraba con un incremento del gasto público con máximos históricos que superan los 225.000 millones de euros, un crecimiento del 3,8 por ciento interanual, y por primera vez en nueve años, superior al PIB, lo que en economía se conoce popularmente como inflar el Producto Interior Bruto, con unas previsiones macro-económicas que señalan un camino a la baja en demanda nacional, exportación de bienes, importación de bienes y servicios o, creación de empleo, entre otros indicadores.Aunque el Estado ha conseguido reducir el déficit con la regla de gasto, las autonomías han disparado de nuevo el gasto corriente estructural a las puertas de unas elecciones, si bien, el déficit, sin presupuestos, tal y como recoge el AIref, bajará una décima, al 2,1 por ciento, frente al 2,5 del Banco de España. La recaudación de los impuestos es otra de las grandes incógnitas de los cálculos presupuestarios. En estas elecciones, los partidos han abanderado dos posiciones contrarias: los partidarios de subir los tributos para brindar la mejor política social, y aquellos que entienden que reducirlos tiene un efecto positivo e inmediato sobre la economía real, mejorando el consumo, la economía y fomentando el empleo.Pero la capacidad recaudatoria es dudosa, tanto de los impuestos planteados por la izquierda –la mayoría de analistas y organismos controladores creen que están inflados–, como con la política fiscal que propone el bloque de la derecha, ante la incertidumbre que suscita bajar impuestos en un momento de desaceleración.Sin Presupuestos Generales, el Estado tiene paralizadas partidas importantes. La mayoría de las inversiones se queda bloqueada. La financiación autonómica queda pendiente, y sin acuerdo territorial, esta partida se encalla y no da respuesta a los servicios sociales.Cuadrar las cuentas y cumplir y converger con Europa para empezar a hacer política, aplicando una política fiscal que facilite las promesas a los votantes, –con un parlamento fragmentado, como el que se avecina–, será la cátedra prioritaria y más complicada de la nueva legislatura, junto con la respuesta al desafío catalán.Cataluña2 El resultado de estas elecciones es determinante para el devenir, al menos momentáneo, de Cataluña. Un desenlace favorable para ERC, y la opción de poder formar Gobierno con PSOE y Unidos Podemos –reeditando el tripartido de Montilla– abre un horizonte de cesiones a cambio del apoyo, en el que para algunos caben los indultos y hasta un referéndum pactado –extremo éste que el presidente Pedro Sánchez ha negado. Por contra, el bloque de la derecha habla abiertamente de la aplicación, por segunda vez, del artículo 155. La respuesta a esta medida es imprevisible con un nuevo actor sobre el escenario político, como es Vox. Es difícil saber si la administración soberanista catalana actuaría como ya lo hizo con la de Rajoy. Por otro lado, el botón para convocar nuevas elecciones en Cataluña solo lo tienen Puigdemont, desde Waterloo, y Torra, desde Barcelona. Luego, cualquier cábala al respecto parece hasta ingenuo. Empleo3 Los datos que la EPA dio a conocer el pasado jueves fueron una bofetada en la cara al Gobierno en funciones de Pedro Sánchez. España ya no crea empleo al ritmo que lo hacía meses atrás y la destrucción de puestos de trabajo ha experimentado en el mes de marzo la mayor subida desde 2013. Además, el descenso de contratos parciales ha provocado que 49.000 personas se sumen a las listas de desempleados. España, como ya informó elEconomista, es después de Grecia el país más alejado de su objetivo de empleo fijado para 2020 en la UE. Está a siete puntos de alcanzar la meta de una tasa del 74 por ciento. Tras las elecciones, los partidos tendrán que poner en práctica sus medidas, que pasan por retocar, y en el peor de los casos derogar la reforma laboral, o continuar con la reforma del mercado de trabajo y aplicar recetas como la mochila austriaca. Pensiones4 El futuro de las pensiones es otro de los ejercicios pendientes como gran tema de Estado–. Con la crisis económica, la hucha de las pensiones de la Seguridad Social ha servido para pagar nóminas de funcionarios y gastos varios, mermando las reservas a 5.000 millones de euros, con un déficit anual de 18.000 millones de euros. Con las pensiones cada vez más altas, el debate pasa por sufragar las prestaciones no contributivas con impuestos, por apostar o no por un sistema mixto de pensiones, y por conservar o no el mecanismo de IRP (índice de revalorización de las pensiones), frente a la demanda que hay en la calle de mantener estas prestaciones indexadas al IPC, pase lo que le pase a la economía española.