Rubén Esteller/ Concha Raso madrid. Thelma Krug, vicepresidenta del IPCC, visitó recientemente España y aprovechó para apelar a los gobiernos para que no vean el problema del cambio climático como un asunto económico, sino que aprovechen las oportunidades que tienen delante para cambiar su forma de desarrollo. Para ello, pidió una ¿Cree que será posible limitar el calentamiento global a 1,5ºC teniendo en cuenta que las emisiones de CO2 siguen subiendo a nivel mundial? No estamos en la trayectoria correcta. Es posible llegar, pero estamos muy lejos de conseguirlo, por eso el esfuerzo tiene que ser muy sustantivo. Para limitar el calentamiento a 1,5ºC, las emisiones netas de CO2 tendrían que reducirse un 45 por ciento en 2030 respecto a las de 2010 y llegar a cero en 2050. Cuanto más tiempo tardemos en reducir dichas emisiones, peores serán las consecuencias. Las políticas que los países pusieron sobre la mesa cuando se cerró el Acuerdo de París en 2015, llevarían en estos momentos a que el calentamiento llegue a los 3 grados a final de siglo. El problema que hay es la percepción que tienen los Gobiernos, en general, de que tratar el cambio climático supone un impacto económico muy grande y no ven las oportunidades que tienen delante. Los países en desarrollo, por ejemplo, tienen múltiples posibilidades para cambiar su forma de desarrollar, pero necesitan ayudan. Hay que tratar de entender sus necesidades reales y saber cómo ayudarlos, porque no sería justo que siempre se vean afectados los más vulnerables, de ahí la importancia de la cooperación internacional. ¿Qué regiones se están viendo más afectadas por el aumento de la temperatura? En cada región está repercutiendo de forma diferente. África es una de las más afectadas porque tiene una baja capacidad para la implementación de acciones para la adaptación. La región Mediterránea también es un ejemplo de alta vulnerabilidad al cambio climático por el importante riesgo de sequía, y los países insulares también están más expuestos por el aumento del nivel del mar. En nuestro último informe, donde hacemos un repaso de los efectos de un incremento de 1,5 grados y los comparamos con una subida de 2 grados, tenemos datos que demuestran que el nivel del mar aumentaría 10 centímetros con tan solo medio grado más de temperatura, con diez millones de personas expuestas a los impactos asociados. El aumento de la temperatura también supondría la extinción de ciertas especies, el aumento de incendios forestales, sequías, olas de calor, la desaparición casi completa de los arrecifes de coral, por no hablar de los impactos en la salud, la seguridad alimentaria, el abastecimiento de agua, etc.¿Cuánto habría que invertir para conseguir este objetivo? El impacto calculado sería de un 2,2 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) a una temperatura de 1,5 grados. ¿Cuáles son las fuentes energéticas que el IPCC considera más apropiadas para mantener la temperatura a 1,5 grados?Todas las fuentes energéticas primarias con bajas emisiones, como las renovables, la nuclear y los combustibles fósiles con captura y almacenamiento de carbono, juegan un papel fundamental. En el caso de la nuclear, el informe del IPCC reconoce a esta energía como parte del paquete para la reducción de gases de efecto invernadero porque tiene muy bajas emisiones de carbono y costes operativos muy bajos. Las emisiones medias de su ciclo de vida son de 12 gramos de CO2 por kilovatio hora. El gran reto es convencer a la sociedad de las bondades de esta tecnología en materia de emisiones porque cuenta con un gran rechazo social. ¿Por qué no se ha avanzado en la captura y almacenamiento de CO2? Es un área que está evolucionando, pero todavía quedan muchas cuestiones por resolver antes de que estas técnicas se extiendan a gran escala. Tecnológicamente hablando es posible y podría llegar a jugar un papel significativo en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Existen diversos estudios centrados en identificar las mejores opciones para su almacenamiento -formaciones geológicas subterráneas, profundidades oceánicas, en el interior de ciertos compuestos minerales-, a la vez que se requieren más estudios para analizar y reducir sus costes.¿Genera menos CO2 una central nuclear que una planta fotovoltaica?Hay que tener en cuenta todo el ciclo de vida de cada una de las tecnologías. En este sentido, la nuclear es a veces mejor que algunas renovables.¿Cree que debería existir una tasa mundial para el CO2?El IPCC asegura que la tasa para el CO2 podría estimular la competencia entre las distintas tecnologías.