En 'Las sandalias del pescador' (1968), el Papa, encarnado por Anthony Quinn, propone vender todos los bienes materiales de la Iglesia para hacer frente a la hambruna en China y detener la tercera guerra mundial. Medio siglo después, Francisco solo vende imagen, pero dice que estamos ya en esa guerra "a pedacitos". Es solo uno de los muchos titulares que agradecer a Jordi Évole, cuyo triunfo periodístico alcanza dimensiones históricas, no solo por el hecho de conseguir charlar con el Papa durante 71 largos (y tediosos) minutos, sino porque habrá un antes y un después en el modo de comunicarse de un sucesor de Pedro. Tal vez a partir de ahora el pontífice dé ruedas de prensa. El Papa no acudió a la Cope, sino a la cadena considerada más a la izquierda. Por cierto que, cuando habló de los medios, Bergoglio condenó la calumnia, la difamación y el escándalo. Entonces Évole, sin poner nombres, dijo que había medios españoles afines a la Iglesia que no eran ejemplos de periodismo, a lo que el argentino dijo: "Son católicos de misa". El Santo Padre quería hablar de los refugiados pero el 'Follonero' bordó su trabajo y atacó la actualidad. Eso sí, el Papa contestó como quiso: fue tajante con el tráfico de personas, la venta de armas, las concertinas, los muros y en general los temas en los que no tiene responsabilidad directa; y sin embargo relajó su tono cuando fue preguntado por el aborto, el divorcio, la mujer en la Iglesia, la homosexualidad o la pederastia. Aquí recurrió al circunloquio. No obstante, el vicario de Cristo lanzó un mensaje claro contra la extrema derecha y su mantra anti inmigración: son seres humanos. Y no olvidemos que el Papa es infalible.