Buena parte de la presentación de la actualización del plan estratégico ante los analistas se destinó a aportar detalles de la operación de adquisición del 11 por ciento de TGE en alianza con Blackstone y con GIC. Las tres sociedades participan en una sociedad vehículo (SPV) en la que Enagás tiene el 24,9 por ciento tras desembolsar 590 millones de dólares, con opción a crecer otro 3,52 por ciento por otros 83 millones de dólares, que la compañía da por seguro e incluye en sus previsiones de inversión durante el período. Adicionalmente, podría invertir otros 300 millones de dólares en nuevos negocios, mediante la sociedad vehículo. La operación se ha realizado gracias a un préstamo recibido por la SPV por 1.100 millones de dólares, sin recurso a los accionistas, sino sobre las propias acciones de la sociedad, con un apalancamiento de 3,5 veces, que las empresas prevén refinanciar en 2022, con cargo a sus beneficios. 15% de gravamen fiscal Los dividendos que reparta TGE serán empleados por Enagás para devolver el préstamo solicitado por la SPV y para nutrir la caja. Los beneficios que repatrie sufrirán una retención fiscal del 15 por ciento. Por esta razón y otros efectos contables, el dividendo de 60 millones de euros se traducirá en un flujo de caja de unos 44 millones. Llardén subrayó que la operación la han recibido bien las agencias de rating Fitch y de Standard & Poor's, que estaban previamente informadas de la operación. También lo estaba la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, que le había indicado que no era necesario recibir su aprobación para llevarla a buen puerto.