La energética española anunció su desinversión de este negocio por 260 millonesIberdrola se ha guardado un as bajo la manga en la venta de su negocio de fibra oscura a Lyntia, la antigua Ufinet. Tal y como ha podido saber elEconomista, la operación de venta de su fibra óptica incluye un derecho de veto de la energética o de oferta preferente si el fondo Antin, propietario de Lyntia, decidiese desprenderse antes de este negocio. La transacción, comunicada ayer a la CNMV, incluye la venta de 15.214 kilómetros de fibra óptica repartidos en 27 capitales de provincias y más de 1.500 municipios, entre las que destacan Madrid, Valencia, Bilbao y Pamplona. La denominada fibra oscura es un tipo de activo que suele alquilarse a empresas para realizar sus conexiones internas. No obstante, esta operación -por la que Lyntia ha desembolsado 260 millones de euros- no contemplaría la venta de este negocio como tal, sino solo el uso a largo plazo del 50 por ciento de capacidad. De hecho, la operación y mantenimiento seguirán en manos de Iberdrola. Esta transacción -que todavía está sujeta a la aprobación de Competencia- permitirá a Lyntia convertirse en el tercer operador en este negocio en España, por detrás de Telefónica y de Reintel (el negocio de fibra óptica de REE). De hecho, la propia Red Eléctrica también se interesó por hacerse con este negocio de Iberdrola, en un proceso en el que también participaron otros candidatos como el fondo canadiense Brookfield. Asimismo miraron este activo otros candidatos como Cellnex, Enagás y el fondo de infraestructuras Asterion, tal y como reveló este diario hace escasos días. Rotación de activos Esta operación se enmarca en el plan de rotación de activos de la energética por valor de 3.500 millones de euros. En este sentido, Iberdrola lleva desde noviembre estudiando la posibilidad de desinvertir de este negocio, al detectar el interés de posibles inversores tras el competido proceso de venta de Ufinet el pasado año. Es más, llegó a tener una oferta en firme sobre la mesa del fondo AMP. La venta de la antigua Ufinet se articuló en dos fases para obtener unas mayores plusvalías: por un lado, Cinven vendió la pata española a Antin (Lyntia), mientras que el negocio de Latinoamérica (Ufinet Internacional) se revendió a otro de sus vehículos -operación conocida como rollover-, mientras que dio entrada apenas semanas más tarde a Enel con un 21 por ciento y una opción de compra de la participación restante a ejercer en 2021. El derecho de veto de Iberdrola le blinda así a que otro competidor se pueda quedar con este negocio.