El AVE que une las ciudades santas de La Meca y Medina ha cerrado sus primeros cuatro meses de preoperación comercial con 209.000 viajeros transportados y una ocupación media del 80 por ciento. Así, la línea de alta velocidad operada por Renfe ha movido una media de 52.250 pasajeros al mes desde que el rey de Arabia Saudí, Salman bin Abdulaziz Al Saud, la inaugurara a finales de septiembre de 2018. En esta primera fase, el tren ha circulado cuatro días a la semana (jueves, viernes, sábados y domingos) y a partir de hoy suma un día a su programación, los miércoles. El consorcio formado por Adif, Talgo, OHL, ASC, Abengoa e Ineco, entre otras firmas, trabaja contrareloj para concluir los últimos trabajos de la obra y arrancar en septiembre de 2019 con la operación comercial con todas sus prestaciones (todavía hay algunas estaciones e integraciones de las vías pendientes de finalizar). Más allá de afrontar las complicaciones propias de la operación y el mantenimiento de la red, el consorcio Al Shoula se enfrenta al reto de renegociar las condiciones del contrato de explotación. Y es que las empresas son conscientes desde hace meses que los objetivos de tráfico de pasajeros incluidos en el contrato original (34,6 millones el primer año) no son realistas, por lo que se han puesto manos a la obra para tratar de bajarlos y evitar pérdidas millonarias. Así, a mediados de año encargaron un estudio de mercado a la consultora Royal Haskoning para que analizara los patrones de viaje de la población y los peregrinos y calcule los clientes potenciales de la línea de alta velocidad, sus características económicas, sus expectativas sobre el servicio y sus necesidades, para fijar nuevos objetivos de pasajeros y de ingresos.