BBVA y el excomisario José Manuel Villarejo pusieron precio a la confidencialidad de las operaciones realizadas en el marco del contrato para lograr evitar la toma de control de Sacyr de la entidad azul. El grupo financiero se comprometió con el exinspector de Policía a pagar medio millón de euros si la información que le propiciaba el excomisario se filtraba por parte del banco. La cláusula era recíproca y, del mismo modo, Villarejo debía abonar también 500.000 euros si las filtraciones se daban del lado de su equipo de investigación, tal y como se desprende de los documentos del caso a los que tiene acceso este diario. "Las partes se comprometen a mantener confidenciales los términos y condiciones del presente contrato [...] y garantizan que no revelarán los datos que lleguen a conocer por la relación contractual que se establece", reza el acuerdo. Además, añade expresamente: "Su incumplimiento llevará aparejado el abono de 500.000 euros por parte de la incumplidora". No obstante, el contrato señala que esta obligación de confidencialidad se exceptuaría cuando, por disposición legal, una parte deba poner a disposición judicial los términos del acuerdo. Al margen de este requisito, ambas partes sellaron un contrato para los trabajos que iba a realizar Villarejo para el banco azul por el que BBVA le abonó 480.000 euros. Inicialmente, el excomisario abrió, tal y como se desprende de los distintos informes, dos posibilidades: el abono en España y el pago en el extranjero. Según las facturas que realizó para el banco, finalmente se pagó ese casi medio millón de euros en España. Asimismo, el expolicía planteó cambiar el concepto de las facturas por otras labores que camuflaran la verdadera labor de espionaje que finalmente llevó a cabo, según se desprende de la causa investigada por la Audiencia Nacional. El excomisario espió en estos trabajos a miembros del entonces Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero como fueron la exvicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega y el entonces jefe de la Oficina Económica de La Moncloa, Miguel Sebastián.