Pierde 352,6 millones, tiene un patrimonio neto negativo de 166 millones y anuncia 2.100 despidosKPMG, el auditor de las cuentas, expresa "dudas significativas" sobre el futuro de la compañíaEl deterioro contable de Dia ha arrastrado a la compañía a la quiebra técnica, dejándola a merced de su primer accionista, Mikhail Fridman. El magnate ruso, propietario de un 29 por ciento del capital a través de LetterOne, tiene ahora en su mano la viabilidad del grupo, después de haber anunciado una opa a 0,67 euros por acción y una posterior ampliación de capital de 500 millones. Dia informó ayer que, al cierre del último ejercicio, registró unas pérdidas netas de 352,6 millones de euros, frente a un beneficio el año anterior de 101,1 millones. El patrimonio neto consolidado ha pasado de una cifra positiva de 257,1 millones a otra negativa de 166 millones de euros, lo que provoca que la empresa se vea obligada a llevar a cabo un reequilibrio para evitar la causa de disolución. A la espera por lo tanto de ampliar su capital, KPMG, la firma que ha auditado sus cuentas, advierte en su informe sobre "la existencia de una incertidumbre material que puede generar dudas significativas sobre la capacidad de la sociedad para continuar como empresa en funcionamiento". Dia ha registrado un deterioro de valor del inmovilizado material en el último ejercicio de 57,4 millones, de los que 18,5 millones corresponden al cierre de tiendas, en el marco del nuevo plan estratégico. Asimismo, se ha anotado también un ajuste de 10,7 millones en el fondo de comercio asignado a los establecimientos y de 51,3 millones más por la participación en Clarel, la cadena de perfumerías del grupo, que se ha puesto a la venta. En este contexto, los ingresos de la compañía se redujeron un 11 por ciento, desde 7.288,8 millones a 8.217,67 millones de euros. La mayor caída de las ventas se produjo en España, donde los ingresos se redujeron un 3,7 por ciento, hasta 4.280 millones de euros, pero también en Portugal, Argentina y Brasil, afectadas en estos dos últimos casos por el tipo de cambio. "Llevo en distribución más de 20 años y nunca he visto un cambio tan dramático en un periodo tan corto de tiempo. Algunos, lógicamente, han sabido sacar partido de ello", aseguró ayer el consejero delegado del grupo, Borja de la Cierva, en el cargo desde el pasado mes de diciembre. De la Cierva insistió, no obstante, en que "la compañía no está rota". Para intentar su rescate, la empresa venderá activos, reformará sus locales, bajará precios y llevará a cabo un ERE que afectará a 2.100 personas en España, sobre un total de 26.693 trabajadores en el país. Aunque el consejo rechazó el pasado miércoles el plan de Fridman, porque, según dijo, "no ofrece certeza sobre su ejecución efectiva ni sobre el momento de su implementación, ni tiene en cuenta las obligaciones de la sociedad frente a sus acreedores ni sus vencimientos de deuda a corto plazo", dejó la puerta abierta a la negociación. "El consejo de administración está dispuesto a explorar con el oferente (en relación a Fridman) la posibilidad de adaptar los términos de la oferta para resolver estos aspectos", aseguró el grupo. Unas cuentas poco claras "Tienen muchas trampas", reconocen fuentes financieras. Además de reexpresar las cifras de 2017 y también las del arranque de 2018, Dia decidió utilizar una fórmula distinta a la hora de publicar sus resultados, en los que, además de todas las amortizaciones y deterioros del año pasado, también decidieron incluir a Clarel y MaxDescuento como "actividades discontinuadas", con lo que es difícilmente comparable con periodos anteriores. Lo que el mercado esperaba era una explicación más clara del plan estratégico a 2023, algo que "en líneas generales" no ofrecieron, co-mentan estas mismas fuentes. "El hecho de que el plan de transformación planteado por la dirección de Dia contemple una rápida recuperación de las ventas hace que la deslucida propuesta de LetterOne parezca incluso la mejor solución para la compañía", reconocían ayer los analistas de Bloomberg. "No esperábamos un ebit (beneficio antes de intereses e impuestos) negativo", afirma Ana Gómez, de Renta 4, a pesar de que "la mayor parte viene de amortizaciones por las remodelaciones que han estado haciendo y de la hiperinflación en Argentina". Su ebit cerró el ejercicio en 94,5 millones de euros negativos, frente a los 218 millones de euros positivos del año anterior. Otro dato que tampoco se especificó en las cuentas -como sí acostumbraba a hacerlo hasta septiembre- fue la caída de los márgenes sobre ebitda. Éste pasó del 6,3 por ciento en 2017 hasta el 4,6 por ciento de 2018 en el conjunto del grupo, en lo que vuelve a incidir en mínimos históricos. Por países, España sufrió la mayor erosión de los márgenes -en concreto, con una caída de 190 puntos básicos respecto a 2017-, hasta el 5,9 por ciento; en Portugal disminuyó 160 puntos, hasta el 4,8 por ciento, mientras que en Argentina y Brasil fue donde se vio una menor pérdida de la rentabilidad de la compañía, hasta el 3,7 por ciento y el 3,8 por ciento, respectivamente. La deuda se dispara La deuda neta alcanzó los 1.452 millones de euros, lo que implica un aumento del 53,5 por ciento más que al cierre de 2017 y 29 millones de euros más que en septiembre del año pasado.La cuestión es que la ratio de apalancamiento de la compañía alcanzó a cierre de 2018 las 3,8 veces su ebitda, muy por encima de la media del sector. Sus comparables europeos -entre ellos, Carrefour o Ahold Delhaize- presentan para 2019 un endeudamiento de 0,7 veces. La compañía confía en que, tras la ampliación de capital de 600 millones, su endeudamiento caiga hasta las 2,3 veces.