El organismo asegura que vigila el caso de las escuchas y pide más informaciónTras el Banco Central Europeo (BCE), el Banco de España y el Gobierno central, a BBVA se le suma una nueva presión para dirimir responsabilidades por el caso de las presuntas escuchas que realizó el excomisario José Manuel Villarejo para el banco: la de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Su presidente, Sebastián Albella, instó ayer al consejo de administración de BBVA a analizar el cese de Francisco González como presidente de honor de la entidad. Albella recordó que las firmas cotizadas tienen un código de conducta que señala que cuando un consejero puede estar afectado por temas penales, éste debe valorar si dimitir o no y el propio consejo debe decidirlo. "Yo creo que, de momento, la cuestión ni se ha planteado, entonces desde la CNMV solo podemos seguirlo e intentar que se den las explicaciones adecuadas", señaló ayer tras su intervención en la conferencia de la Asociación para los Mercados Financieros de Europa (AFME) celebrada en Madrid. Cabe destacar que BBVA está siendo investigado por la vía penal. El Juzgado de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional abrió el pasado mes de enero una pieza separada del caso Tándem (investiga las actividades del excomisario) para centrarse exclusivamente en los contratos que el banco firmó con el expolicía para boicotear la entrada de Sacyr en la entidad entre finales de 2004 e inicios de 2005. El exinspector intervino más de 16.000 llamadas a relevantes empresarios y políticos. Falta de explicaciones Por otro lado, Albella también señaló que BBVA, como el resto de cotizadas, tiene la obligación de informar a la CNMV de cualquier riesgo tanto reputacional como por corrupción en el que se vea implicado, algo que aún no se ha producido. Según el presidente del órgano regulador, el escándalo de las escuchas "es un tema relevante" al que el organismo está prestando "mucha atención". La presión de la CNMV llega después de que el Gobierno central abriera la veda. La ministra de Economía fue una de las primeras en señalar a mediados de enero que el escándalo del banco es una tema muy serio que puede provocar un daño reputacional muy grande en el sector financiero. A las declaraciones de Calviño, siguieron las del vicepresidente del BCE, el español Luis de Guindos, que apremió a terminar la investigación interna del banco para poder tomar medidas. Finalmente, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en la misma línea que Guindos, urgió la semana pasada a acabar con prontitud la investigación para eliminar cualquier riesgo reputacional de la entidad. BBVA, por su parte, sigue inmune a los mensajes, y se escuda en que la investigación continúa su curso y no se tomará ninguna decisión hasta conocer las conclusiones. El presidente del banco, Carlos Torres, defendió la semana pasada, en la presentación de resultados del grupo, a González "por sus principios y su ética".