Rebaja otro escalón la nota de su deuda y advierte de problemas de financiaciónLa batalla abierta en el capital de Dia amenaza con arrastrar a la compañía a una situación de insolvencia. La agencia de calificación estadounidense S&P Global volvió a rebajar ayer otro escalón el rating de la compañía, desde CC+ hasta CCC, con perspectiva además negativa. Esto significa, en la práctica, no solo dejar la nota en el penúltimo peldaño sino situar sobre todo al grupo al borde de la insolvencia. S&P señala que "las perspectivas negativas reflejan las presiones a corto plazo sobre la liquidez de Dia, el riesgo de ejecución de su plan de recapitalización, y las incertidumbres en torno a la la capacidad del grupo para dar un giro al negocio", avisando de que hay una alta probabilidad de impago a lo largo de este año. En el informe hecho público ayer se detalla asimismo "el riesgo de refinanciación a corto plazo de Dia, con alrededor de 1.200 millones de deuda en los próximos seis meses", asegurando que hay "alto riesgo para lograr una una estructura de capital sostenible, a través de una combinación de la obtención de capital y una nuevo acuerdo de refinanciación bancaria a largo plazo". De hecho, S&P no ve claro ni la hoja de ruta marcada por el consejo de administración de la compañía ni la propuesta de Letter-One, el primer accionista con un 29 por ciento del capital. "Creemos que ambos planes conllevan riesgos de ejecución significativos y resultados inciertos", afirma la agencia de calificación estadounidense. Tal y como adelantó elEconomista el pasado 30 de enero, Dia tenía ya previsto, antes de que se lanzara la opa, solicitar el concurso de acreedores en el caso de que la junta de accionistas, prevista para la segunda quincena de marzo, no aprobara finalmente la ampliación de 600 millones, ante las trabas a la misma de Fridman, su primer accionista con un 29 por ciento. La declaración de insolvencia era la única salida posible, teniendo en cuenta que tras registrar deterioros contables por valor de 294 millones de euros, y a falta de que se hagan públicos los resultados de 2018, la sociedad cerró el último ejercicio con fondos propios negativos. La Ley de Sociedades de Capital obliga ante esta situación a llevar a cabo un reequilibrio patrimonial para evitar que la empresa entre en causa de disolución. El consejo de administración pactó con la banca acreedora la refinanciación de 895 millones de deuda bajo el compromiso de llevar a cabo precisamente la ampliación, que está asegurada, además, por Morgan Stanley, pero se ha encontrado con la oposición de Fridman y un plan alternativo.