El sector farmacéutico invierte en I+D en España unos 1.150 millones de euros anuales. Eso representa más del 20 por ciento de toda la I+D privada que se realiza en nuestro país, según los datos de Farmaindustria que facilitó el presidente de la patronal, Martí Sellés, durante su intervención en el I Foro de Sanidad organizado por elEconomista. Así, Sellés destacó el papel del sector farmacéutico como aportador de valor al sistema sanitario, ya que destina cada año unos 130.000 millones de euros a nivel mundial para investigación básica y clínica. "Con esa inversión conseguimos poner a disposición de los médicos y pacientes unos 40-45 nuevos medicamentos al año", apuntó el directivo, que denunció que "desarrollar un nuevo medicamento es como una carrera de obstáculos que dura unos 10 años y donde solo una de cada 10.000 moléculas alcanza el final del camino y llega a manos de los médicos y los pacientes. El resto se queda por el camino. Es, por tanto, una inversión de alto riesgo". "Nuestro trabajo, nuestra responsabilidad es conseguir que sí existan medicamentos eficaces para las enfermedades graves, para que, dentro de la desgracia, el paciente tenga la suerte de disponer de una solución a su problema". Así, el presidente de Farmaindustria considera que los tres principales objetivos de la industria farmacéutica son "desarrollar medicamentos innovadores, facilitar el acceso de los pacientes a esos medicamentos innovadores en un entorno de sostenibilidad de nuestro sistema sanitario, y traer a nuestro país el máximo de inversiones posibles". En este sentido, Sellés apuntó a la colaboración que existe permanentemente con la Administración, "buscando fórmulas innovadoras que faciliten el acceso de los pacientes a la innovación a unos costes razonables. Hablo de techos de gasto, acuerdos de riesgo compartido, acuerdos de volumen, entre otros factores". Si bien, el experto criticó el recorte presupuestario para el sector sanitario. Así, según Sellés, en nuestro país, en el año 2010 dedicamos a sanidad pública el 6,5 por ciento del PIB. En el 2018 hemos dedicado el 5,9 por ciento, es decir, seis décimas menos. Eso supone que "lo que dedicamos a la sanidad pública no crece ni tan siquiera lo que crece el PIB. Por tanto, en términos relativos, invertimos menos que en el 2010".