La nueva presidenta interina del Banco Mundial, Kristalina Georgieva, sabe bien de lo que habla al tocar la crisis de Venezuela. La economista búlgara no solo fue comisaria europea de Ayuda Humanitaria, sino que ella misma tuvo que hacer fila de madrugada para conseguir leche para su hija cuando su país transitó a la democracia. Georgieva asegura a elEconomista que están listos para ayudar al país tan pronto como los socios del Banco Mundial lo autoricen. Y advierte que necesitarán varias decenas de miles de millones de dólares. Varios países europeos reconocen al presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, como presidente legítimo del país. ¿Tomaría el Banco Mundial una decisión similar? El FMI y el Banco Mundial tienen 189 países miembros. Nuestros artículos prohíben adoptar una postura política. Nos centramos en servir a las personas. Nuestra meta es estar preparados para brindar todo el apoyo que podamos en cuanto recibamos una petición que sea respaldada por nuestros miembros. Ya hemos estado ayudando a los venezolanos que han huido. La semana pasada, dimos una subvención para apoyar a Colombia a hospedar mejor a los venezolanos en su territorio. También estamos estudiando cuáles serían las necesidades prioritarias en Venezuela, especialmente en servicios sociales. Como dije, en el momento en que nuestros miembros nos den luz verde, definitivamente estaremos allí. Como alguien que ha vivido una transición dramática, aún tengo recuerdos muy vivos de levantarme a las cuatro de la mañana para hacer cola para conseguir leche para mi hija. Tengo mucha empatía personal por los venezolanos, que se han visto tan dramáticamente afectados por la caída de su economía. ¿Cómo debe ser la petición de ayuda? Tiene que ser solicitada por Venezuela, de manera que sea aceptada por nuestros miembros. El frente político de esta historia está evolucionando muy rápidamente. Tomamos los puntos de vista de nuestros miembros. La prioridad es satisfacer las necesidades básicas de las personas y asegurarse de que la economía esté funcionando. ¿Cuáles son las necesidades financieras de Venezuela? Realmente, depende de factores como la rapidez con la que se aplicaría un plan de reforma creíble. Cuanto más tiempo pase, mayores serán las necesidades. Para las necesidades más básicas serían del orden de decenas de miles de millones de dólares para que el país funcione, pero más allá de eso no puedo realmente decir. ¿Cuál es su comentario sobre el fracaso de Europa al intentar forjar una posición unificada sobre Venezuela por el bloqueo italiano? No puedo comentar sobre eso. Hablando de Europa, ¿le preocupa la parálisis que podría llegar tras las elecciones europeas del próximo mayo si las fuerzas euroescépticas y populistas logran avances? Personalmente, soy más optimista sobre Europa. Sigue siendo el lugar más atractivo para vivir y de los mejores lugares en los que uno puede alcanzar su potencial. Es cierto que, desde la crisis, hemos visto una erosión de la confianza y el auge del populismo. En gran medida, por la velocidad del cambio y la incapacidad de algunas empresas y personas para adaptarse a él. Según un informe que redactamos con la UE, en los últimos 15 años se perdieron el 15 por ciento de los empleos, principalmente los de baja calificación. Al mismo tiempo, se agregó un 15 por ciento de empleos con nuevas habilidades. El problema es que aquellos que perdieron sus trabajos no tienen las habilidades para ocupar los nuevos. Así que Europa tiene una enorme tarea por delante en invertir en su capital humano. Para eso, Europa necesita su fuerza colectiva. Su predecesor Jim Yong Kim dejó el Banco Mundial para unirse al sector privado tres años antes de concluir su mandato. Su decisión se produjo justo cuando el multilateralismo se encuentra bajo una enorme presión. ¿Fue la mejor decisión en un momento tan sensible? El indicador más importante es la confianza que depositan nuestros miembros en el Banco Mundial. Ellos indicaron rotundamente con sus carteras que el banco importa. El año pasado, obtuvimos el mayor aumento de capital en la historia del Banco Mundial, con un 50 por ciento. Europa desempeña un papel decisivo en estas discusiones, dado que perseguimos dos prioridades muy importantes para la UE. En primer lugar, hemos duplicado la financiación para los países frágiles de 7.000 millones de dólares a 14.000 millones. Lo hacemos porque la fragilidad tiene un impacto tremendo en la vida de las personas, pero también en los países vecinos. En un mundo donde la pobreza extrema ha disminuido dramáticamente, la pobreza en el África subsahariana ha aumentado de 273 millones a 450 millones de personas. Europa se ve afectada directamente por la presión inevitable para que las personas migren. ¿Cuál es la otra prioridad? El Banco Mundial también está absolutamente decidido a evitar que la brecha entre ricos y pobres siga creciendo. Eso significa ayudar a los países en desarrollo a ponerse al día o mantenerse a la vanguardia en la nueva economía digital. Existe una enorme oportunidad para que África registre un gran salto adelante. Lo discutiremos hoy [por ayer] con la Comisión Europea. Nuestra ambición es llevar a cada africano, Gobierno, empresa e institución del continente el mundo de la tecnología digital a más tardar en 2030. Se trata de conectar a todos con Internet.