Adglow es una compañía que trabaja con anunciantes y agencias, gestionando y optimizando sus campañas en digital y en redes sociales. Juan Domínguez, consejero delegado de la empresa, habla con elEconomista sobre la evolución de las redes sociales y de las publicidad, entre otros temas. ¿Qué servicios presta a sus clientes? Hacemos dos cosas: tecnología de gestión y optimización de presupuestos publicitarios en redes sociales y todo lo que las rodea, y la gestión de campañas publicitarias en este entorno. Nos dedicamos a la planificación de campañas en redes sociales de principio a fin. Lo mismo aportamos talento y personas físicamente localizadas en los equipos de las agencias y clientes, que desarrollos tecnológicos que nos permiten estar muy integrados desde el punto de vista de la ejecución, el reporte, el análisis de datos o la integración con sistemas de terceras partes. ¿En qué se diferencia de su competencia? En la mezcla entre tech y servicios a escala, y nuestro alcance a nivel mundial. No solo aconsejamos como lo hace una consultora estratégica y nos vamos. Nosotros somos los responsables del uso de nuestra tecnología. Nos gusta decir que lo mejor de nuestra compañía, es la gente que la forma y no es una reflexión sin fundamento: cubrimos 15 países diferentes y conocemos las particularidades de América, Asia, Europa e incluso África, adaptando al 100 por cien cada proyecto a las particularidades del país en el que se vaya a ejecutar. ¿Cómo han evolucionado en los últimos años las campañas de publicidad en redes sociales? Sofisticándose en un grado increíble. Si hace ocho años una campaña en Facebook poco menos que se trataba de pegar un banner en el margen derecho, hoy las audiencias están tan perfiladas que podemos garantizar la consecución de un objetivo muy concreto: déjanos hacer esto en tal plataforma orientada a tal público, porque hemos experimentado en algún punto del mundo que funciona. Las redes sociales convierten y permiten llevar al usuario a realizar una acción muy concreta (comprar, registrarse, descargar o usar una aplicación, invitarle a un evento o físicamente a beneficiarse de una oferta en un establecimiento), y claramente han desbordado la tarea de branding que tenían en sus orígenes. Para hacerse una idea, somos capaces de disparar diferentes creatividades cuando el clima cambia. ¿Qué ventajas e inconvenientes presentan las redes sociales frente a otros canales de comunicación para dar a conocer una marca? La ventaja es tan evidente, que incluso en campañas de televisión se está reservando una parte de la inversión para completar un lanzamiento generalista al público que está en redes sociales. En España, sin ir más lejos, en el estudio que patrocinamos anualmente con la IAB se concluye que un 85 por ciento de los internautas de entre 16 y 65 años, utilizan alguna red social, y esto son 25 millones y medio de usuarios receptivos a mensajes publicitarios. Entre los inconvenientes, la saturación, que tratamos de eludir con estrategias creativas cada vez más llamativas y una tecnología que permita virguerías. ¿Qué ha sido lo más difícil de gestionar durante estos diez años? Crecer a pulmón sin una potente ayuda financiera, y hacer escalable el proyecto en países que, a priori, no tienen nada que ver entre sí, manteniendo la central y la esencia de la compañía en Madrid.