EL próximo año tiene todos los visos de convertir el 5G en el protagonista de un ejercicio en el que también darán mucho que hablar la inteligencia artificial, el Internet de las cosas y la explosión de los datos móviles. Todo lo anterior tendrá su nexo de unión de la nube, lo que viene a ser un espacio inmaterial donde campará el big data, la virtualización de las infraestructuras y todo aquello que sea susceptible de digitalizar. La robótica elevará su influencia económica en la vida de los ciudadanos, lo que dará pie a debates éticos referidos a las máquinas. Los dispositivos móviles probarán fortuna con las pantallas flexibles, con compañías como Samsung o LG comprometidas en ese tipo de desarrollo. Los fabricantes de procesadores afinarán sus maquinarias para que los dispositivos puedan estar a altura de las exigencias de un mercado que reclama mayor duración de las baterías, con sistemas de recarga cada vez más veloces y con aplicaciones de inteligencia artificial revolucionarias ante los ojos del pasado. Además, las pantallas infinitas dejarán de ser exclusivas de las gamas altas y las ópticas dará nuevos saltos de calidad. Todo apunta a que los fabricantes chinos como Oppo y Xiaomi ganarán presencia en el mercado, para codearse con sus paisanos de Huawei. Samsung seguirá mandando en los rankings de fabricantes, aunque con menores distancias respecto a sus competidores. Las miradas se clavarán en Huawei, gigante obligado a consolidar el crecimiento de los últimos años, tarea que deberá solventar en un entorno de creciente animadversión por parte de un puñado de países de notable influencia, como Estados Unidos, Japón, el Reino Unido o Canadá, entre otros. Por el contrario, Alemania ha dado su respaldo explícito al gigante chino, del que dicen no tener motivos para desconfiar. El recelo de estas potencias a que los equipos del fabricante chino puedan incluir puertas traseras que comprometan la seguridad será una incógnita a despejar durante los próximos meses. Los observadores del sector de la telefonía también estarán muy pendientes de Apple, compañía que en los años impares suele renovar su icónico smartphone con el consiguiente tirón comercial y empresarial. Google, Amazon y Facebook mantendrán sus respectivas velocidades de crucero a lomos de unos gigantes que podrán extender sus tentáculos en nuevos ámbitos y así probar suerte en el negocio bancario. Los operadores de telecomunicaciones españoles, sin que apenas se hayan repuesto del esfuerzo inversor realizado en fibra óptica durante los últimos años, asumen que deberán comprar nuevo espectro con el que optimizar las redes móviles. Eso ocurrirá al principio de 2020, ya que el Gobierno prevé licitar las nuevas frecuencias de 700 MHz en el primer trimestre del próximo año. Telefónica, Orange, Vodafone y MásMóvil se verán las caras para adquirir unos recursos radioeléctricos tan necesarios como el aire en cuanto el 5G diga aquí estoy yo. Cuando eso ocurra, la nueva generación de telefonía dejará de ser un entelequia para convertirse en una realidad imparable. Todavía será pronto para que el 5G forme parte de los móviles y ya habrá tiempo para ello, pero no para conectar las máquinas y robots en los entornos industriales. El coche autónomo habrá recorrido millones de kilómetros en pruebas con vistas a su implantación masiva en los próximos años. Por empresas, los analistas estarán pendientes de las posibles desinversiones de Telefónica para reducir su deuda, estrategia que a su vez influirá en la evolución de la acción. Centroamérica y México se perfilan como las filiales que el grupo de telecomunicaciones español podría poner en valor más pronto que tarde. En España, las telecomunicaciones convergentes seguirán arañando cuota de mercado al resto de las tecnologías y planteamientos empresariales. Por lo anterior, los usuarios que ya disponen de excelentes conexiones de fibra óptica demandarán contenidos de calidad para su disfrute ante la pequeña pantalla. Orange, que el año pasado cumplió sus primeros 20 años en España, consolidará su segundo puesto en el ranking español con el objetivo de acercarse a la estela de Movistar y poner distancia respecto a Vodafone. Además, a lo largo de 2019 podría nacer el Banco de Orange, siguiendo el ejemplo de la filial francesa. Por su parte, Vodafone probará en sus cuentas de resultados el impacto de no ofrecer el fútbol en su televisión de pago, cuyo ahorro presumiblemente contribuirá a mejorar su rentabilidad.