Para el próximo año los expertos no se aclaran sobre si Europa o EEUU presentan mejores perspectivas, pero lo que tienen claro es que distará mucho de ser un ejercicio tranquiloLa época de vacas gordas y flacas hace alusión a un episodio bíblico en el que José, hijo de Jacob, interpreta el sueño del faraón en el que siete vacas lustrosas que pastan a la orilla del Nilo son devoradas por siete vacas famélicas. La premonición onírica auguraba siete años de prosperidad para luego pasar siete años de escasez, por lo que el Rey de Egipto pudo almacenar grano durante el tiempo de bonanza para enfrentarse al periodo de crisis. En la situación de José se encuentran los directores de análisis de bancos de inversión y gestoras de fondos a la hora de elaborar sus perspectivas de mercado para 2019. Tras un año bursátil tan complicado como el que está a punto de acabar, los expertos tratan de dilucidar si el próximo ejercicio será el último de vacas gordas, o si por el contrario, el ciclo alcista ha terminado. "Goodbye Goldilocks, hola volatilidad", es el resumen que hacen desde Unigestion a 2018, donde la renta variable ha puesto fin a un escenario idílico (Goldilocks o Ricitos de Oro) con un crecimiento estable, baja inflación y tendencias alcistas en las bolsas a registrar una volatilidad disparada y fuertes vapuleos en los precios de los activos financieros. En este nuevo contexto los expertos se muestran más cautos que en estrategias anteriores, pero en general mantienen una visión positiva de la economía mundial para 2019. Hay cuórum en que el crecimiento será lento y que la política monetaria se endurecerá, aunque ven improbable una recesión en 2019, por lo que animan a permanecer en mercado siempre y cuando se preparen las carteras para la volatilidad, que ha llegado para quedarse. "Si bien es cierto que el escenario macroeconómico a nivel mundial se presenta más débil para el próximo ejercicio, no podemos hablar de recesión, puesto que seguimos creciendo y, además, a niveles muy razonables", señala Ángel Olea, director de inversiones de Abante, quien prevé un crecimiento del entorno del 2,5 por ciento para Estados Unidos y del 1,8 por ciento para Europa. "Sabemos que nos encontramos en la parte avanzada de un ciclo maduro y que, históricamente, estos suelen coincidir con periodos de volatilidad", apunta David Azcona, director de inversiones de Morabanc. "Pero pensamos que es demasiado pronto para tirar la toalla y que la experiencia pasada ha deparado ganancias para los activos de riesgo en situaciones como las actuales", añade. Para Neil Dwane, estratega global de Allianz Global Investors, "es probable que la economía estadounidense se ralentice cuando los efectos de los recortes fiscales del presidente Trump se vayan desvaneciendo, pero un Congreso dividido no puede modificar de forma significativa su política económica; todavía no se prevé una recesión en EEUU". Aunque de momento el consenso no ve cerca una recesión, esto tampoco es garantía de que la misma no pueda llegar en 2019: las probabilidades de una recesión en los próximos 12 meses se sitúan en el 20 por ciento, según los datos de Oxford Economics, un nivel que todavía no es crítico pero que se encuentra en máximos no vistos desde el estallido de la última crisis económica. Además, el historial de los analistas prediciendo estas caídas en el PIB no es especialmente halagüeño -ver apoyo de la página 9-. Entre los que consideran que las vacas ya han comezado su régimen bursátil se encuentra Mark Burgess, vicedirector Global de Inversiones y director de Inversiones para EMEA, de Columbia Threadneedle Investments, quien considera que "ya hemos asistido al mercado alcista más prolongado de la historia y a una trayectoria alcista muy dilatada en el tiempo. Por esa razón, vemos este ciclo encaminándose claramente a su final, aunque no creemos que éste sea inminente". Sin embargo, para este experto el reciente retroceso del mercado "constituye una oportunidad", ya que se mantiene el crecimiento de los beneficios empresariales, las valoraciones son razonables y los rendimientos de los bonos no deberían experimentar repuntes importantes. En líneas generales, bancos de inversión y gestoras continúan prefieriendo la renta variable a la renta fija, aunque de manera menos rotunda que en 2018. Firmas como UBS estiman subidas de hasta el 5 por ciento en los mercados europeo y norteamericano, BBVA AM pronostica que las bolsas subirán de media un 6 por ciento en 2019. Los riesgos para 2019 La ralentización de la economía mundial, la guerra comercial y el Brexit han sido algunos de los temas que más han movido al parqué los últimos meses y lo seguirán siendo. Para analistas y gestores, la sobreestimulación de la economía estadounidense con el objetivo de respaldar un sólido crecimiento podría tornarse en un factor inflacionista, lo que provocaría que la Fed endureciese la política monetaria de una manera más agresiva de lo que se espera en la actualidad, sembrando el nerviosismo en los mercados. De hecho, uno de los motivos que arguyen los expertos para explicar el paso de la completa complacencia de 2017 al miedo de 2018 es la retirada de la red de seguridad que otorgaban los bancos centrales del mundo desarrollado. Hay dudas sobre si la Reserva Federal será tan sensible a los movimientos del mercado como lo ha sido hasta ahora y el BCE ha concluido su programa de compra de activos -aunque reinvertirá los vencimientos de forma indefinida- y el mercado ya descuenta una primera subida de tipos en la eurozona a finales del año que viene. Las cuestiones geopolíticas como el recrudecimiento del conflicto comercial o las crecientes tensiones entre EEUU y Arabia Saudí seguirán contribuyendo al desvelo de los inversores. También preocupa el riesgo de fragmentación en la Unión Europea, donde confluyen las dudas que aún plantea el presupuesto de Italia, el auge de la ultra derecha ante las elecciones al Parlamento Europeo, así como los impresivibles efectos que puede tener cualquier acuerdo que se alcance en torno a la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Por último, otro de los temas en los que estará el foco en 2019 son los niveles de endeudamiento en el mundo, tanto en la deuda soberana como corporativa. "La explicación está en que mientras que los países desarrollados están reduciendo se deuda de un 1,8 por ciento a un 1,3 por ciento, los emergentes la suben de 0,4 por ciento a 0,7 por ciento", señala Ignacio Torre, economista jefe de Arcano, quien recuerda que casi todo el incremento de la deuda privada viene de China, que a su vez es el mayor prestatario de este último recurso del mundo, con el 70 por ciento del nuevo crédito del sector privado. EEUU Por geografías, los bancos de inversión y gestoras que se decantan por Wall Street aluden a unos fundamentales más sólidos frente a la renta variable europea, ensalzan la prudencia de la política monetaria que está llevando a cabo la Reserva Federal (Fed) a la hora de lanzar su mensaje y consideran que este mercado se enfrenta a riesgos menores que la renta variable del Viejo Continente. Según las previsiones que maneja Bankinter para 2019, la renta variable volverá a dar rentabilidades elevadas, siempre y cuando el inversor esté dispuesto a cruzar el charco y asumir el riesgo divisa. En su opinión, el S&P 500 es el índice que ostenta un mayor potencial, cercano al 20 por ciento hasta los 3.050 puntos que alcanzará a cierre del próximo ejercicio. Sólo en diciembre los principales índices americanos han dilapidado las ganancias acumuladas a lo largo del año y el mutiplicador de beneficios del S&P se ha abaratado un 21 por ciento respecto al precio que se pagaba por su beneficio futuro en enero, hasta las 14,6 veces. Atendiendo a esta ratio, "EEUU nos sigue ofreciendo mejores garantías, y a pesar de que parezca que Europa está más barata, la diferencia no es tan alta ya que igualando los pesos de los sectores en los índices la diferencia de PER -número de veces que el beneficio está recogido en el precio de la acción- es de 0,7 veces entre Europa y EEUU", afirman desde BBVA AM. BlackRock considera que en los años finales de los ciclos económicos, salir del todo de la renta variable es un error que se acaba pagando. "Creemos que las acciones americanas, bien seleccionadas, compensarán el riesgo asumido", afirma Manuel Gutiérrez-Mellado, miembro del equipo de ventas de la entidad en España y Portugal. Desde la mayor gestora de fondos del mundo consideran que las tensiones comerciales entre EEUU y China están recogidas en precio frente a hace doce meses, cuando el conflicto arancelario cogió por sorpresa a los inversores, y que las sorpresas en este sentido de cara a 2019 serán menores. Si se cumplen las previsiones, el conjunto de compañías que conforman el S&P se embolsarán en 2019 más de un billón y medio de dólares, un 5 por ciento más de lo estimado para el año anterior. "Los mercados han adoptado una postura demasiado pesimista sobre el crecimiento de los beneficios en 2019", señalan desde ClearBrige Investments, filial de renta variable de Legg Mason, donde esperan que "los sólidos flujos de caja y las importantes recompras de acciones apuntalarán a los valores, y los títulos orientados a la calidad registrarán una rentabilidad superior en 2019". Por industrias, los expertos que toman partido por este mercado confían en la tecnología, donde existe una oportunidad de compra tras las caídas y no identifican señales de burbuja dada la elevada contribución de los beneficios de estas compañías a los índices, yiones, así como el sector de la salud -farmacéuticas y biotecnológicas- por valoración y calidad de sus balances. Europa Mientras, a este lado del Atlántico los analistas se suman a unos inversores que han perdido la paciencia con la renta variable del Viejo Continente y ya no esperan un mejor comportamiento frente a Estados Unidos -ha sido una de las expectativas que se ha repetido en más ocasiones y que casi nunca se ha cumplido-. Los inversores han sacado en lo que va de año 62.000 millones de dólares de fondos de bolsa europea, con el grueso de las salidas -53.000 millones- correspondiendo a la Europa continental y los 9.000 millones restantes al Reino Unido, según datos de Barclays. De hecho, según la última encuesta de gestores de Bank of America Merrill Lynch, estos infraponderan la bolsa del Viejo Continente por primera vez en dos años. En la entidad británica, tras los encuentros que han mantenido con clientes, apuntan que "los inversores tuvieron un año 2018 duro y lo han hecho peor que su índice de referencia. Por lo tanto, el apetito por el riesgo es muy bajo en este momento, lo que es un gran contraste con lo sucedido hace un año, cuando el sentimiento era de euforia y tenían dificultades para ver qué podría salir mal en 2018". "Un entorno de dificultades no debería ser una sorpresa para nadie. Las salidas netas de dinero están en niveles récord si se toman los 3 últimos años y más del 40 por ciento de las acciones de la región han caído más de un 30 por ciento desde máximos", destacan en Citi. Este pesimismo se ha trasladado a los analistas, que ya no se muestran tan convencidos de que una región que se ha mostrado incapaz de engancharse a Estados Unidos durante la racha alcista más prolongada de la historia sea capaz de reaccionar ahora que las dudas sobre la principal economía del mundo arrecian. "En Europa somos menos alcistas que en Estados Unidos y esperamos que el Stoxx 600 esté más bajo al acabar el próximo año. Un euro más fuerte, una rentabilidad de los bonos soberanos más alta y un crecimiento global más lento pesará sobre las ganancias y somos más bajistas que el consenso sobre la expectativa de crecimiento, ya que esperamos que los beneficios aumenten un 1,3 por ciento", recuerdan los expertos de Deutsche Bank. En este contexto de pesimismo, el Stoxx 600 cotiza a 12,2 veces los beneficios estimados para los próximos 12 meses. Esto supone cotizar en línea con la media de los últimos 15 años pero también hacerlo en el nivel más barato desde el año 2013 y muy lejos de las 16,8 veces a las que lo hizo en 2015. A pesar del pesimismo reinante en el mercado, en 2018 las ganancias han subido un 10 por ciento frente a las caídas del 14 por ciento que ha registrado el índice europeo. Con todo, algunos analistas creen que los bajos multiplicadores por sí mismos no serán capaces de aupar a la renta variable del Viejo Continente, que necesitará algún catalizador. "Esperamos que sea el beneficio y no las valoraciones lo que mueva a las acciones. Los márgenes de las compañías de la región están correlacionados de manera positiva con la inflación. Y, además, también están correlacionados de manera positiva con los tipos de interés debido al elevado peso del sector financiero", señalan en Exane BNP Paribas. De cara a 2019 las estimaciones señalan a un incremento del beneficio por acción del 9 por ciento. Si bien algunos analistas avisan de que estas perspectivas pueden pasarse de optimistas, lo cierto es que durante los últimos meses la previsión se ha mantenido estable. "Pensamos que el mercado está descontando una contracción de las ganancias del 7 por ciento para 2019 y buscamos qué tendría que pasar en nuestro modelo para llegar a ese escenario (…), esto implicaría un crecimiento del PIB real en Estados Unidos del entorno del 1 por ciento y en Europa del 0 por ciento, sensiblemente por debajo de nuestro caso base", resaltan en UBS. Así las cosas, si las empresas logran cumplir con las expectativas de los analistas, o incluso si los recortes en las estimaciones no son muy fuertes, los expertos creen que esto tendría que traducirse en un mejor comportamiento bursátil. "Si se comprueba que el impacto de los riesgos que pesan actualmente sobre el ciclo es limitado, se confirmaría la posibilidad de que los resultados empresariales crezcan a tasas cercanas a doble dígito, lo que confirmaría el atractivo de las valoraciones tras las últimas caídas", reflexionan desde Renta 4. Y es que los beneficios en el Viejo Continente están todavía muy lejos de alcanzar los máximos históricos de 2007 y 2008. Según los datos de Bloomberg, el beneficio por acción esperado para la bolsa europea en 2018 se queda un 6 por ciento por debajo de su pico histórico, una cifra que contrasta con EEUU, que se sitúa un 60 por ciento por encima de su record. Una parte importante de ese diferencial se explica por la composición de los índices -al otro lado del Atlántico la tecnología tiene un peso mucho más importante y el del sector financiero es muy inferior-, pero los analistas de Renta 4 creen que "este gap debería tender a reducirse en cierta medida". Otro de los atractivos con el que cuenta la bolsa europea es la rentabilidad por dividendo de cara a los próximos 12 meses. En concreto, los pagos esperados ofrecen una rentabilidad que se acerca al 4,3 por ciento, lo que supone el nivel más alto desde el año 2012, en medio de la crisis de deuda periférica. "Haya un crecimiento modesto o no del beneficio por acción, no se debería acabar el mercado alcista en dividendos y nosotros esperaríamos un aumento del 5 por ciento en el dividendo por acción en 2019", señalan en Citi. Eso sí, advierten de que una economía mucho más débil de lo previsto podría provocar "una caída del 25 por ciento en los pagos dado el elevado payout" y recuerdan que "una recesión todavía no está puesta en precio".