londres. Nick Leeson, el hombre que llevó a la bancarrota al banco más antiguo de Inglaterra, lleva hoy una vida normal. Vive en Irlanda con su mujer y sus hijos y es el director comercial del Galway United, un club de fútbol de la segunda división irlandesa. Hacía cerca de un año que buscaba un trabajo cuando vio el anuncio del Galway. El director del club dijo que "la vida ha dado muchas vueltas los últimos 10 años", y confió en él. Leeson también se gana la vida como conferenciante. Le llaman constantemente de universidades, bancos y empresas para que participe en sus conferencias, en las que habla sobre hedge funds, sobre las cuotas de los fondos de inversiones e incluso de ética profesional. Han pasado sólo 10 años desde que en 1995 lo detuvieran por haber hundido al Banco Barings, que albergaba cuentas tan suculenta como la de la Reina de Inglaterra, y Leeson parece estar disfrutando de una segunda vida.Leeson es hijo de una familia de clase obrera en el barrio londinense de Watford y a principios de los 80, sin terminar sus estudios, empezó a trabajar como oficinista en el banco Coutts, hasta que entró en el banco Barings, la banca más antigua y conservadora de Inglaterra, fundada en 1762 por Francis Baring. Enseguida dio muestras de un talento precoz y fue promocionado hasta la bolsa, donde hizo carrera como agente bursátil. Sus audaces inversiones reportaron muchas ganancias al banco, que no dudó en promocionarlo y lo envió a la sucursal del Barings en Singapur en 1993. Tenía 26 años. En la Bolsa de Singapur siguió realizando ávidas inversiones y dando pingües ganancias a la compañía en el mercado de futuros de Tokio. Aquellos fueron sus días más felices. Cobraba 80.000 dólares (64.000 euros) al año y unas primas de 300.000 dólares (240.000 euros) anuales. Vivía con todos los lujos con su mujer en una mansión. Parecía un agente de bolsa realmente infalible, y al terminar 1993 había conseguido ganar, con sus inversiones, 10 millones de libras (14,9 millones de euros), un 10 por ciento de los beneficios totales aquel año.Un cambio a peorPero su vida empezó a cambiar unos meses más tarde, el día en que ocultó la pérdida de 20.000 libras (29.000 euros) por una mala inversión. Para esconder aquel error abrió una cuenta secreta, bautizada con el número 88888 (el ocho es el número de la suerte en China) y decidió ocultar los informes de las pérdidas a sus jefes. Leeson fue aumentando las inversiones con la esperanza de llegar a recuperar todo el dinero perdido, pero no lo logró. En tres años se habían esfumado 1.200 millones de euros. Quiebra en 1995El agujero financiero se hizo público en febrero del año 1995. El Banco Barings quedó completamente arruinado y los ahorros de sus clientes se evaporaron. La mayoría de ellos eran pensionistas, maestros y militares, que habían invertido en bonos.Leeson se fugó. Dos días antes de su 28 cumpleaños, desapareció de Singapur sin dejar ningún rastro; solamente una nota en la mesa de su despacho escrita a mano y rápidamente en la que decía: "Lo siento". Su rostro recorrió todos los medios de comunicación; apareció en los principales diarios y se convirtió en el hombre más buscado del mundo. En su fuga, pasó unos días primero en un hotel de Borneo (Indonesia) y luego viajó a Frankfurt (Alemania). Fue detenido en el aeropuerto. Se había registrado con su nombre verdadero y en el momento en que lo arrestaron llevaba puesta una gorra de béisbol. Al ser difundida su detención, los aplausos resonaron por todos los mercados de valores. Fue condenado a seis años de cárcel en la prisión de Singapur. Allí empezó la segunda vida de Leeson. Durante su cautiverio, su mujer lo abandonó para irse a vivir con otro hombre de negocios y, además, le fue detectado un cáncer de colon al que, de momento, ha sobrevivido. Libre desde 1999En 1999 fue liberado por buen comportamiento después de haber cumplido sólo cuatro años de los seis de condena. Al regresar al Reino Unido fue recibido por una multitud de periodistas. Pese a que había llevado a la bancarrota al banco más antiguo de Inglaterra, su popularidad sobrepasaba todos los límites. Su vida fue llevada al cine en el año 1999 con la película El gran farol y apareció una biografía suya titulada Rogue trader (El comerciante tramposo), en la que contaba su ascenso y su caída en el Barings y en Singapur. El año pasado publicó otro libro, Back from the brink (De vuelta del borde) en el que explica cómo el estrés puede llevar a una persona hasta el límite. Ahora, los días en los que vivió a toda velocidad han quedado atrás y Leeson se gana la vida como una persona normal, con su trabajo en el club de fútbol de su pueblo. Es un padre de familia convencional. Se anuncia en su página web, en la que ofrece conferencias y charlas en cenas. Lo contratan para para realizar ponencias en escuelas, universidades y empresas de Estados Unidos, Australia y del mundo entero. El día de presentación de Leeson como director comercial del Galway United, el director del club, dijo que el objetivo de la nueva incorporación era ayudar al club a salir adelante, ya que está atravesando un mal momento económico y que, para ello, tenía plena confianza en Leeson, aunque reconocía que todos los día tenía en mente su pasado. Leeson, que ha conseguido unos beneficios por su libro Rogue trader superiores a los 75.000 euros, siempre se ha defendido de las acusaciones. Asegura que no se considera un criminal, ya que no intentó hacer dinero en su propio beneficio. Dice que falló en un negocio y que todo lo que sucedió después fue la consecuencia de tratar de cubrir pérdidas. Ahora escribe un nuevo capítulo, algo más tranquilo, en su azarosa vida.