Se verán "un rato", aunque no hay señales que rebajen la tensión entre los dosEl presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping, se reunirán en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del G-20 prevista el próximo mes en Buenos Aires, Argentina. Al menos así lo confirmó ayer el principal consejero económico de la Casa Blanca, Larry Kudlow, quien señaló que ambos líderes se verán cara a cara "un rato" aunque no existen señales que apunten a un acercamiento que relajen las tensiones comerciales entre las dos economías más grandes del mundo. "Seguimos teniendo muchos problemas con China y sus respuestas", señaló Kudlow, haciendo referencia asuntos peliagudos para Washington como las transferencias de tecnología o el robo de propiedad intelectual. "La policía china tiene permiso para entrar y piratear compañías estadounidenses es realmente increíble", justificó. Lejos de rebajar el tono con Pekín, Trump ha insistido en la necesidad de seguir aplicando aranceles al gigante asiático. Estados Unidos ya tasa con gravámenes de entre un 10 por ciento y un 25 por ciento más de 253.000 millones de dólares en productos chinos. A partir del próximo año, los aranceles del 10 por ciento sobre bienes chinos por valor de 200.000 millones de dólares podrán elevarse hasta el 25 mientras que el inquilino de la Casa Blanca tantea extender su azote a un catálogo de importaciones por valor de 267.000 millones de dólares, lo que supondría tasar todos los bienes chinos que entran en el país. Hasta la fecha, Pekín ha respondido aplicando la Ley del Talión gravando ya cerca del 85% de los productos estadounidenses que entran en el mercado chino. Sin soluciones a la vista, un estudio elaborado por el Instituto de Política Económica, un think tank con sede en Washington, señaló que el creciente déficit comercial entre Estados Unidos y China desde 2001 hasta el año pasado ha costado 3,4 millones de empleos a la economía americana. Solo desde la crisis financiera de 2008, la perdida de puestos de trabajo relacionada con la brecha comercial entre ambos países ha sido responsable de la destrucción de 1,3 millones de empleos. "Algunas regiones de Estados Unidos se han visto devastadas por despidos y cierres de fábricas, mientras que otras empresas sobreviven, pero no crecen como podrían hacerlo si se abrieran nuevas fábricas y las plantas existentes contrataran más trabajadores", explican Robert E. Scott y Zane Mokhiber, autores del análisis.