La conocida como banca en la sombra, compuesta por compañías no reguladas que realizan actividades financieras como pueden ser los fondos de capital riesgo o determinados vehículos de inversión, ya representan hasta el 40 por ciento de los activos del sector financiero de la Unión Europea. Así lo estima la Junta Europea de Riesgo Sistémico (ESRB, por sus siglas en inglés) en su último informe que recoge los datos a cierre de 2017. No obstante, el organismo europeo asegura que, si bien el volumen de actividad de esta banca en la sombra es elevado en la UE, no supone en sí mismo una medida para calcular los riesgos y vulnerabilidades del sistema financiero regulado, como son las entidades bancarias convencionales, las aseguradoras o los fondos de pensiones. Falta de regulación La Asociación Española de Banca (AEB) señalaba hace escasamente un año que estos intermediarios financieros han crecido muy rápido en la última década, teniendo en cuenta que en 2008 acumulaban el 29 por ciento de los activos del sistema financiero europeo. La reflexión de la patronal de la banca llegaba pocos días después de que el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, pidiera cooperación internacional para afrontar los riesgos de esta banca en la sombra, que actúa fuera de la regulación del sistema financiero. La Junta Europea de Riesgo Sistémico señala que los riesgos de estos intermediarios no regulados son de liquidez y asociados con el apalancamiento entre algunos tipos de fondos de inversión, además de riesgo de contagio entre sectores y dentro del sistema bancario paralelo, incluidos los vínculos nacionales y transfronterizos. El informe del organismo europeo destaca que la falta de información impide realizar una valoración de riesgo amplia.