Contrasta con el fichaje de la esposa de Pedro Sánchez por el Instituto de Empresa Begoña Gómez pidió una excedencia como directora de consultoria en externalización comercial de Inmark Europa cuando Pedro Sánchez, su marido, llegó al palacio de la Moncloa. Su idea, según se explicó, era liberarse de sus obligaciones para ejercer de primer dama. Pero el año sábatico le duró poco ya que el 8 de agosto ya había fichado por el Instituto de Empresa (IE) como directora del Centro para África. Una maniobra que coincide con el interés de la escuela de hacerse con todo el Complejo Campos Velázquez, propiedad de la SEPI, y en el que ha intentado crecer tras el cambio de Gobierno. Igual que Begoña Gómez ha reconducido su vida laboral tras mudarse a la Moncloa, varias primeras damas -y primeros caballeros- intentan compaginar su vida profesional con la de su pareja. Hay quien, como el alemán Joachim Sauer, catedrático de la Universidad Humboldt de Berlín y marido de la canciller Angela Merkel es tan celoso de su privacidad que se encerró en su laboratorio durante la toma de posesión de su mujer, siguiendo la ceremonia por televisión. Otros intentan desempeñar su trabajo como si nada: es el caso de Philip May, marido de la primera ministra británica que, a pesar de su relación privilegiada con el poder, ejerce como gerente de inversión, aunque su empleador indica que "no está implicado ni dirige dinero" y que "su trabajo es asegurar que los clientes sean felices". En otros casos abandonaron su carrera para volcarse en ser el soporte de su consorte, como la gala Brigitte Macron o Melania Trump -exmodelo de origen esloveno- que acaba de obtener la ciudadanía estadounidense para sus padres, pese a la mano dura de su marido contra la reagrupación familiar para los inmigrantes. Algunos levantan sospechas por haber protagonizado carreras muy rápidas (como la supuesta novia del presidente ruso Vladimir Putin que ha dejado la gimnasia para convertirse en ejecutiva de éxito) o por sus riquezas injustificadas, como la primera dama israelí, recién investigada por fraude tras haber supuestamente cargado unos 85.000 euros a los gastos de la residencia oficial. Sin embargo hay hasta quien goza de una popularidad independiente de la del cónyuge. Es el caso de la presentadora canadiense, Sophie Gregoire, comprometida en hacer discursos públicos en favor de mujeres y niños. O de la novia del vicepresidente italiano, Matteo Salvini, que también es presentadora. Peng Liyuan rompe con el tradicional bajo perfil de las primeras damas chinas ya que es una estrella de la musica folklórica.