Pero esta matraca insoportable de los señores con mallas no solo le afecta a Hollywood, también la prensa cinematográfica está tocada de muerte. Todas las revistas de cine están saturadas con los superhéroes. Y no digamos ya sus versiones en la red, que parecen páginas webs para niños de 14 años. Y no queda la cosa en los superhéroes. Rechazando ciegamente todo tipo de riesgo y de nuevos valores, Hollywood sigue apostando por las secuelas, por recurrir a éxitos del pasado. Atención a solo unos ejemplos: Mel Gibson regresa con La pasión de Cristo 2, que contará de nuevo con el actor Jim Caviezel como el nazareno. Lo divertido es que igual la titulan Resurrection, como si se tratara de una película de la saga Alien. Eddie Murphy vuelve con El príncipe de Zamunda 2 y ha fichado a los guionistas originales (David Sheffield y Barry W. Blaustein). Y llegan otras secuelas de clásicos ochenteros: Bitelchús 2, que vuelve con Michael Keaton, y Gremlins 3, levantada por su creador, Chris Columbus. También sufriremos La jungla de cristal 6, que suena siempre raro porque tras la uno ya no hay rascacielos de cristal (la original se titula Die Hard, "muere duro"). Además llega también Men in Black 4 y lo más tronchante: sin sus protagonistas, Tommy Lee Jones y Will Smith, que también se ha apuntado a Policías rebeldes 2. Y para remate, Rambo 5, que se empieza a rodar el próximo septiembre y su producción visitará las Islas Canarias. Cuando Francis Ford Coppola vino a recoger el Premio Princesa de Asturias -en 2015-, dijo a la prensa: "Hollywood antes era más flexible, se hacían productos de entretenimiento y también grandes obras experimentales. Hoy los estudios tienen aversión al riesgo. Y pretender hacer arte sin riesgo es como pretender hacer hijos sin hacer el amor". En fin: pobre Hollywood y pobres de nosotros.