La única excepción es la deuda italiana, que cierra la semana con la mayor caída de rentabilidad desde 2012La reunión del Banco Central Europeo (BCE) devolvió el apetito a los inversores de renta fija por Europa tras conocerse los planes de la entidad para los próximos meses. El bono español -el único que se encontraba en positivo a finales de mayo- ofrece por precio ganancias del 2,5 por ciento desde enero, mientras que la deuda portuguesa, alemana y francesa regresan al verde en el año y con ellas se gana por precio un 1,1 por ciento, un 0,7 por ciento y un 0,5 por ciento, respectivamente. Por el contrario, con el bono transalpino se pierde un 5 por ciento en lo que va de ejercicio. Y es que el mensaje de Draghi haciendo hincapié en que el final del QE no terminará del todo en diciembre, ya que la entidad continuirá reinvirtiendo el capital que obtenga de los vencimientos de los bonos, dotando de liquidez al mercado, contribuyó a reducir las rentabilidades de los bonos desde la cita del jueves; también al saber que los tipos de interés se mantendrán en el 0 por ciento, al menos, hasta el verano de 2019. La deuda italiana, la más castigada por los recientes acontecimientos políticos, cerró la semana con la mayor caída de rentabilidad desde 2012 después de que el bono a 10 años bajase hasta el entorno del 2,6 por ciento. Es decir, más de 40 puntos básicos desde que el pasado fin de semana el nuevo ministro de Finanzas italiano se comprometiera en su discurso con el euro y con la reducción de la deuda. Asimismo, el bono a 2 años, el más castigado durante la crisis transalpina, se ha desinflado aún más -hasta 100 puntos básicos-. El interés exigido al título español a 10 años se redujo ayer hasta el nivel del 1,297 por ciento, frente al 1,41 por ciento en el que se encontraba el jueves antes de la reunión del BCE. Una caída que también se reflejó en la rentabilidad del bund, que cedió hasta el 0,403, frente al 0,50 por ciento del día anterior.