A pesar de la bajada que se ha producido en los precios de la deuda pública, los gestores no descartan que la incertidumbre política pueda generar otras oportunidades de compra más interesantes que la actual. En términos generales, solo ven atractiva la parte corta de la deuda italiana y, en el caso de España, una oportunidad táctica de aprovechar un estrechamiento de 30-40 puntosDos millones de inversores (que es el número de partícipes que, según Inverco, disponen de un fondo puro de renta fija) se han visto afectados por la mini crisis de deuda con epicentro en Italia, que por instantes recordó a la vivida por la periferia entre 2011 y 2012. Y eso, sin tener en cuenta los otros 33.000 millones que se encuentran invertidos directamente en bonos (el 1,6 por ciento de todo el ahorro financiero). En una sola sesión, el mercado pasó de exigir el triple de interés a la deuda transalpina a corto plazo. Lo que cotizó entonces fue el miedo, infundado para muchos, a una ruptura del euro, que pronto se contagió al resto de la deuda periférica, haciendo caer con fuerza sus precios. Sin embargo, son pocos los gestores que estiman con rotundidad que tales caídas son una oportunidad para comprar porque, como avisan, la volatilidad será una constante. "Más allá de acuerdos que tranquilicen al mercado, el proceso será largo y, aunque momentos como el del martes sí puedan ser una oportunidad", estima David Ardura, director de gestión de Gesconsult, "hay que ser conscientes de que la volatilidad ha aumentado y las primas de riesgo se mantendrán más altas". La prueba de esa volatilidad es que el interés de la deuda pública europea termina la semana prácticamente en los mismos niveles que como la empezó, y en algunos casos incluso por debajo, lo que significa que muchos inversores sí han aprovechado para entrar. Es el caso del bono español a 10 años, que se despide en el 1,44 por ciento o del portugués, que acaba en el 1,8 por ciento. El precio de ambos sigue siendo más alto que en enero, lo que significa que aún generan ganancias en lo que va de año, del 1,2 por ciento en el caso del español y del 0,5 por ciento en el del portugués. No sucede lo mismo con el italiano, que cede un 5,6 por ciento. Precisamente por esa volatilidad, que ha llevado al 92 por ciento de los fondos de renta fija a números rojos este año, Ardura no entraría en deuda italiana, aunque, si tuviera que elegir algo sí o sí, optaría por la parte corta de la curva, el 2 años. Su visión coincide con la de María Morales, responsable de gestión de renta fija de GVC Gaesco, quien recalca, eso sí, que aunque sí se haya podido ver una oportunidad, "el devenir político marcará en el medio plazo si ha sido la única o tendremos mejores puntos de entrada". Donde sí han dado el paso de comprar esta referencia ha sido en Imantia: "Hemos incrementado la exposición a deuda pública italiana con plazos de dos años (al 2,30 por ciento), llevando la exposición al 7 por ciento", explica Enrique Lluva, subdirector de renta fija de la firma. "Vemos más recorrido a Italia que a España a los niveles actuales. No obstante, si la rentabilidad del diez años llega al 1,8 por ciento nos plantearíamos entrar", añade. En opinión de Ardura, existe margen para que, en el caso de España, se produzca un estrechamiento de unos 30-40 puntos básicos más. "Vemos oportunidad, pero solo para jugar esa normalización de la prima de riesgo", apunta. A pesar de que el bono a 10 años sigue teniendo rentabilidades moderadas, como apunta Morales, de GVC Gaesco, "están alineadas con la fortaleza de la economía". Por ello, dice, las compras en las caídas por el mero contagio periférico seguramente sean una buena inversión, pero recuerda que estamos ya en "la antesala de la salida del programa de compras del Banco Central Europeo (BCE) y del inicio de subidas de tipos en Europa". En Mutuactivos, Emilio Ortíz, nuevo director de inversiones, explica que también mantienen su apuesta por la renta fija española, "que se ha comportado mejor porque el mercado ha entendido que nuestra situación es distinta a la de Italia". Uno de los efectos de la inestabilidad política en Italia que descuentan los expertos, no obstante, es la posibilidad de que el BCE alargue el QE. Así lo estiman en UBS: "Creemos que ya es un hecho que lo extenderá otro trimestre".