Aunque el problema ya existía, la llegada de Mifid II tiene visos de suponer una reducción de la cantidad de análisis disponible en el mercado, sobre todo en las pequeñas empresas con pocas acciones en circulación. Esto redunda en una menor visibilidad de cara al inversor minoritario y, en consecuencia, una mayor dificultad para atraer volumen de negociación en torno a estos valoresNo todo es un camino de rosas para las empresas familiares en bolsa, sobre todo, para las más pequeñas. Uno de los grandes problemas con los que se encuentran estas firmas es la falta de seguimiento por parte de los analistas, algo que se traslada en una menor visibilidad de cara a los inversores y, en consecuencia, un bajo volumen de negociación. Ignacio Colomo, director de inversiones de March Asset Management, explica que "las compañías que capitalizan más de 10.000 millones de euros suelen tener un seguimiento importante, en torno a los 10 analistas, mientras que a las pequeñas, las que cuentan con un valor bursátil inferior a los 500 millones, apenas las siguen 1 o 2 expertos". A la propia limitación que ya pesaba sobre el mercado de análisis, hay que añadir la llegada de Mifid II, la cual obliga a las firmas de inversión, brókeres y gestoras a separar las operativas del análisis, y a cobrar este por separado a los clientes. Esto va a eliminar mucho análisis en el mercado español y ahí, las mayores perjudicadas serán las empresas más pequeñas. En este contexto, Juan Carlos Ureta, presidente de Renta 4, cree que "en muchos casos el consenso sobre estos valores son los propios inversores", a lo que Manuel González de Luna, director de Relaciones con Inversores de Ebroo Foods, añade que "está habiendo un trasvase del análisis desde el sell-side [los brókeres] al buy-side [los gestores de los fondos]". Precisamente, el miércoles de esta semana, BME y el Instituto Español de Analistas Financieros (IEAF) presentaron el proyecto Lighthouse para contrarrestar esta más que probable falta de análisis. Esta iniciativa consiste en utilizar el capital humano del Instituto para cubrir a las empresas huérfanas de seguimiento, aunque, eso sí, no realizarán valoraciones ni recomendaciones.