MADRID. Ence seguirá siendo un grupo papelero. La compañía ha decidido dejar en el tintero sus planes eléctricos para lanzarse de lleno a su negocio principal: la fabricación de celulosa. Para ello, el consejero delegado, Pedro Oyarzábal, explicó que invertirán 1.200 millones en un plazo de cinco años con el objetivo de triplicar sus beneficio de 50 millones en 2006 a 150 millones.El secreto, según la empresa, está en ahorrar costes para hacer frente a un ciclo bajista de la celulosa. Para ello prevén vender activos como Eupon, el Aserradero de Navia, Ibersilva, Tecform y Maserlit -que les detraen parte del dinero que invierten- así como varias fincas en Huelva, Galicia y Portugal que son susceptibles de usos urbanísticos. La compañía también trabaja en un plan de ahorro de costes operativos que incluye un expediente de regulación de empleo que podría afectar a cerca de 150 personas para ahorrar 25 millones de euros.La polémica planta que planean construir en Uruguay sigue adelante, pero la empresa indicó que ya está buscando un nuevo emplazamiento que deberá decidir en un plazo de entre 6 y 8 meses, después del fuerte rechazo social que generó la anterior ubicación. Ence, lejos de amilanarse, ha decidido duplicar el tamaño de su futura planta.